La Mona Lisa de Hekking y una mentira que pudo convertirse en verdad

El cuadro de la Mona Lisa, es una de las obras más icónicas de Leonard da Vinci hasta el punto de que, pese al paso de los años, este sigue siendo objeto de visita

La Mona Lisa de Hekking y una mentira que pudo convertirse en verdad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El cuadro de la Mona Lisa, es una de las obras más icónicas de Leonard da Vinci hasta el punto de que, pese al paso de los años, este sigue siendo objeto de visita por millones y millones de personas en todo el mundo que se concentran delante de dicha obra para presenciar las características y peculiaridades de uno de los cuadro más famosos de mundo.

Esta obra, adquiere un especial valor por su historia y por qué no decirlo, aventuras en su larga vida como cuadro de museos. Muchas han sido las copias que han intentado recrear la popular cara de la Gioconda pero muy pocos han conseguido adquirir un gran valor pese a ser una copia.

No obstante, existe un caso concreto que podemos catalogar como la copia más famosa de la versión autentica que se expone en el museo de Louvre en París. Esta popular versión fue creada por el anticuario Raymond Hekking (1886-1977) y tras tantos años desde su creación, esta obra ha salido a subasta en la sede de Christie's en París con unas cifras iniciales que oscilaban entre 200.000 y 300.000 euros (US$240.000-US$365.000). Finalmente las cifras alcanzadas para su venta fueron de unos 3,5 millones de dólares.

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Cuando se produjo el 500º aniversario del fallecimiento de Leonardo, se llevaron a cabo varias exhibiciones con el objetivo de conmemorar el prestigio del famoso artista algo de devolvió a su punto álgido el mercado de sus obras.

No obstante, la falsa Mona Lisa es un cuadro que se caracteriza pero tener una historia igual de apasionante que la versión auténtica. Su trayectoria ofrece una visión peculiar y distinta que está directamente relacionado con la originalidad y la imitación dentro de este mismo sector.

La historia

Ninguna de las obras dentro de la colección de Leonard Da Vinci es tan popular y deseada como la Mona Lisa, la cual, se convirtió en la protagonista de uno de los robos más populares de la historia cuando en agosto de 1911, un empleado del Louvre, Vincenzo Perugia, la sustrajo de su sitio de exhibición.

El cuadro estuvo en paradero desconocido durante dois años hasta que fue recuperado en Florencia y devuelto al Louvre en 1913 después de una triunfante gira por museos italianos.

Este robo inmediatamente se popularizó y fue noticia en los periódicos de todo el mundo y contribuyó a que la fama de la obra aumentara considerablemente. En enero de 1963, en medio de una enorme atención internacional, la Mona Lisa viajó a Estados Unidos y fue exhibida en la capital americana Washington DC y Nueva York.

Justo en ese momento de confusión por parte de la gente en la que muchos se preguntaban dónde podía estar la tan aclamada obra de Leonardo, el anticuario Raymond Hekking alegó que la Mona Lisa que el Louvre iba a enviar a Estados Unidos no era la original, la verdadera Mona Lisa era la que tenía él.

Hekking se hizo con la versión que tenía a finales de los años 50 mientras estaba en la ciudad francesa de Niza. Adquirir la obra le costó cinco dólares americanos. Desde ese momento, el anticuario defendió que el cuadro devuelto al Louvre en 1913 era solo otra copia contemporánea de la Mona Lisa.

Hekking se caracterizaba por ser una persona con un gran potencial a la hora de comunicar y estructuró una meticulosa campaña publicitaria para que su Mona Lisa fuera reconocida como "LA" Mona Lisa.

Esta historia es lo que concierne a este obra en un replica valiosa. No todas tienen un pasado como la obra de Hekking y el simple hecho de representar la pintura original que plasma en su imagen junto con los empeños de su propietario de convertirla en la original (para los ojos del público) hacen que sea una de las grandes curiosidades en el mundo de la pintura.

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Actualidad y conclusión

Tiempo después, se ha podido salir de dudas sobre la originalidad de ambas obras ya que, pese a los intentos de Hekking para autentificar su versión como la Mona Lisa “real”, su pintura ha sido fechada de forma concluyente a principios del siglo XVII y su realización se le atribuye a un anónimo "seguidor italiano de Leonardo".

La duda y el debate que deja este suceso es dónde reside realmente el valor de una imagen, de una obra o de una pintura en este caso.

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