Antonio Muñoz Molina, tejedor de palabras: su relación con Elvira Lindo y el suceso que le alejó del comunismo
La letra "u" de la RAE, uno de los escritores contemporáneos más importantes de nuestro país y la literatura en español, cumple 65 años, pero no parece muy dispuesto a jubilarse
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"A mí no me gustan las cosas que fueron, sino las cosas que serán" es el leitmotiv de Ignacio Abel, el protagonista de "La noche de los tiempos" que tiene mucho de autobiográfico de su creador, Antonio Muñoz Molina, novela con la que consiguió el Prix Méditerranée étranger.
Las cosas que serán, las que están por venir, porque aunque este domingo, 10 de enero, Muñoz Molina, cumple 65 años está muy lejos de jubilarse. En realidad hay que felicitarle el martes porque como cuenta el propio escritor en un autorretrato, "mi padre se confundió de fecha al ir a inscribirme en el registro unos días más tarde, de modo que a efectos legales soy dos días más joven".
La fecha que conmemora el nacimiento de uno de nuestros escritores contemporáneos más importantes es para el también académico de la RAE y periodista, un día cargado de simbología ya que este 10 de enero de 2021, cumple 30 años una de sus mejores obras -su obra maestra para muchos críticos y lectores- "El jinete polaco" y 35 años de "Beatus Ille", el primer hijo literario de este ubetense que nunca imaginó en su infancia y adolescencia en su Úbeda natal que un día cumpliría sus sueños: escribir novelas, enseñar en la universidad y vivir a caballo entre dos ciudades muy especiales en su vida, Madrid y Nueva York.
De Julio Verne a Miguel de Cervantes pasando por Alejandro Dumas
Joyce, Proust, Onetti, y "desordenadamente" Cervantes, Becquer, Galdós y García Lorca marcan la obra de Antonio Muñoz Molina que desde los once años ha vivido fascinado, literariamente, por un personaje, el capitán Nemo, y por las obras de Julio Verne, Agatha Christie, Mark Twain y Alejandro Dumas.
"Julio Verne fue el primer escritor que me hizo comprender que las novelas las escribía alguien, que no eran una parte espontánea del mundo. Por imitación de Verne concebí la posibilidad fantástica de hacerme yo también escritor" confiesa Muñoz Molina que dejó Úbeda para trasladarse a Madrid a estudiar ese arte de escribir en la Facultad de Periodismo, donde a penas duró como estudiante un año.
"Unos días antes de cumplir 18 años se me hizo realidad por fin el sueño de llegar a Madrid para estudiar Periodismo y convertirme en autor de obras de teatro de agitación política. El sueño no duró casi nada. Madrid era una ciudad demasiado grande y demasiado hostil para mi apocamiento pueblerino, la grandiosamente bautizada como Facultad de Ciencias de la Información resultó un fraude, mi beca apenas daba para comer. Participé por primera vez en mi vida en una manifestación de protesta por el fusilamiento de Salvador Puig Antich y al cabo de veinte minutos ya estaba preso y esposado. A finales de curso volví a Úbeda, y en otoño estaba comenzando Geografía e Historia en la universidad de Granada".
Durante los 20 años siguientes, el ahora catedrático de la Lengua española, aprendió el oficio del contador de historias, de notario de la actualidad, de articulista en el Diario de Granada, "el periódico me enseñó a escribir con regularidad y disciplina, con límites fijos”.
El Diario de Granada fue el primero, no el último. Muñoz Molina puede presumir de haber firmado y ser colaborador en las grandes cabeceras periodísticas de este país: ABC, El País, El Mundo... Además de revistas especializadas como Muy Interesante o Scherzo.
Letra "u" de la Real Academia Española de la Lengua
El 16 de junio de 1996, Antonio Muñoz Molina se convertía en catedrático de la RAE. En el catedrático más joven de la institución encargada de velar por el brillo y el buen uso de nuestra lengua (hasta el momento tenían ese honor Pere Gimferrer que había sido elegido académico también con 39 años, pero meses mayor o Camilo José Cela que ingresó en la RAE con 41 años). Su candidatura -ocupa el sillón "u" minúscula- fue apadrinada por Luis Goytisolo, Gonzalo Torrente Ballester y Ángel Martín Municio.
Destierro y destiempo de Max Aub, fue el motivo de su discurso de ingreso que fue respondido por Francisco Ayala.
Premio Príncipe de Asturias de Las Letras 2013
El Premio Médicis de novela extranjera ha sido el último galardón que ha recibido Muñoz Molina por "Un andar solitario entre la gente"; lo recibía el pasado mes de noviembre del infausto 2020.
Es el último de una larga lista de reconocimientos por su extensa obra: Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura (Narrativa), ambos en 1988, por "El invierno en Lisboa".
Premio Fémina Étranger por "Plenilunio" (1998), el Premio Planeta (1991) y el Premio Nacional de Literatura (Narrativa, 1992) por "El jinete polaco".
Prix Alberto Benveniste de la Universidad de la Sorbona por "Sefarad" (2003), el Prix Mediterranée por "La noche de los tiempos" (2012) y en 2013, el Premio Príncipe de Asturias de Las Letras por "la hondura y la brillantez con que ha narrado fragmentos relevantes de la historia de su país, episodios cruciales del mundo contemporáneo y aspectos significativos de su experiencia personal" según el fallo del jurado.
(Asociación Colegial de Escritores de España) por
. En 2013 fue distinguido con el
. Un año después recibió el
Por su novela
fue distinguido en octubre de 2015 con el
de la Ciudad de México. En 2018 con
fue finalista del
Su obra periodística, recopilada en varias antologías, fue distinguida en 2003 con los premios Mariano de Cavia y González-Ruano.
Nueva York y Madrid: entre clases, alumnos y libros junto a su alma gemela, Elvira Lindo
"En 1990 viajé por primera vez a Nueva York. Fui volviendo en años sucesivos, cada vez con más frecuencia, siempre en compañía de Elvira, que disfrutó desde el principio de la ciudad tanto como yo. En 2001 y 2002 di clases de literatura en la City University. En 2004 me nombraron director del Instituto Cervantes de Nueva York, en el que me comprometí a quedarme dos años. En el otoño de 2006, yendo y viniendo en tren por la orilla del Hudson, porque mi amigo el novelista Norman Manea me había invitado a dar unas clases en su universidad, Bard College, empecé a imaginar la última novela que he escrito, la más larga de todas, "La noche de los tiempos".
Esto escribía Muñoz Molina en 2009, una década antes de sacar a la calle su última novela cargada de suspense psicológico, "Tus pasos en la escalera" donde, de nuevo, hay esas numerosas huellas biográficas como la vida en Nueva York de sus protagonistas.
Porque Nueva York es junto a Madrid los espacios vitales de Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo, su segunda mujer con la que se casó en 1994 en El Escorial, después de un primer matrimonio con Marilena Vico con la que tuvo tres hijos.
"Vivimos largas temporadas en Madrid, largas temporadas en Nueva York. Llevamos con nosotros la oficina y el archivo cada uno en nuestro portátil, y en las dos ciudades trabajamos en estudios contiguos. En Madrid yo tiendo más a quedarme en casa. En Nueva York me tienta con más fuerza la atracción de la calle", resume a modo de pinceladas, su vida con la autora de "Manolito Gafotas".
Cada uno a su estilo buscan "la forma más eficaz de contar la realidad visible del mundo y la invisible de la conciencia humana. Pero también aprendo mucho de la música y de la pintura, y del cine", al que se han llevado algunas de sus novelas como "El invierno en Lisboa", "Plenilunio" y "Beltenebros" que consiguió tres Premios Goya y el Oso de Plata en la Berlinale de 1992.
La posguerra española es argumento de algunas de sus grandes novelas. En "Beltenebros" su protagonista debe encontrar al topo infiltrado en el Partido Comunista, clandestino durante la posguerra española. Partido Comunista en el que "casi todos mis amigos y mis conocidos militaban clandestinamente. Yo estuve a punto de afiliarme también, pero la detención en Madrid (cuando fue a estudiar Periodismo), había acentuado mi tendencia natural al miedo" cuenta en un autorretrato el escritor ubetense en el que también se define políticamente como socialdemócrata, defensor de los público y en contra de los privilegios. "Ser progresista no es defender a rajatabla al grupo al que uno pertenece sino vindicar como propias las causas singulares de quienes en principio no son como nosotros".
Como periodista, la actualidad marca sus artículos y entrevistas. No duda en hablar sobre Cataluña: "Da vértigo pensar en cómo se va a solucionar lo de Cataluña... no hemos sabido crear a tiempo un estado federal y lo estamos pagando caro" (Entrevista El Mundo- junio 2017); o sobre Podemos: "Está lleno de cosas viejas: su leninismo, sus simpatías con el chavismo, su rigidez cultural e ideológica, su menosprecio de la autonomía individual. Veo en Podemos un regreso a las rigurosas e intransigentes ortodoxias de cierta izquierda que conocimos cuando nosotros éramos estudiantes" (Entrevista El Mundo- junio 2017).