FESTIVAL MAD COOL

Comienza el Mad Cool con Pearl Jam, y el caos

En la primera jornada del festival de música se discuten el protagonismo los problemas de organización, que provocaron la desesperación de los asistentes, y el regreso a la capital de Pearl Jam once años después.

FESTIVAL MAD COOL

Adrián Maqueda González

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El arranque de Mad Cool 2018 se esperaba como una de las grandes citas mundiales, con el ansiado retorno a la capital de Pearl Jam y el nuevo recinto. Y lo que podría haber sido un día para la historia que marcase el festival ha acabado sido empañado por el caos de una organización ineficaz que se vió arrollada por una apuesta demasiado grande para sus capacidades.

El festival contaba con todos los abonos y entradas agotadas desde hace meses, y esperaba recibir en las primeras horas del día a 80.000 personas. Pronto se comenzó a hablar por redes del Mad Cool, pero los comentarios, mayormente, no se correspondían con alabanzas a las actuaciones de Eels o Fleet Foxes, sino que eran quejas por las caminatas, largas colas y atascos de más de una hora para acceder al párking.

Cuando la mayoría de la gente consiguió entrar en el recinto de 200.000 metros cuadrados las críticas continuaron. El público se quejaba de los problemas de movilidad en algunos puntos, del mejunje de sonidos simultáneos de varios conciertos, fallos en la cobertura y largas esperas para poder comprar algo para comer o beber, incluso para los VIP. Ante tantos problemas la organización ha reconocido que se produjeron "más incidencias de las esperadas" en esta primera jornada, y que esperan que las siguientes jornadas se desarrollen con "total normalidad".

La tarde avanzó con los conciertos de Eels, Leon Bridges o Tame Impala, hasta que a las 23.25 comenzó el momento que todo el mundo esperaba, comenzaba el concierto de Pearl Jam. El grupo de Seattle actuaba en Madrid 11 años después de actuar por última vez en el Festimad de 2007 en Móstoles. En el Mad Cool ofrecieron un menú diferente a aquellos que fueron a su concierto de hace dos días en el Palau Sant Jordi de Barcelona, ofrecieron dos horas de música, frente a los 30 de la Ciudad Condal.

Durante todo el concierto, la expresión de Vedder reflejaba un aparente empeño por dar lo máximo, ya fuese articulando las cuerdas o la garganta, y su empeño por chapurrear el español se ha ganado del todo a la concurrencia cuando, botella en mano, ha lanzado "un brindis por la primera noche de festival" para celebrar que, como le habían adelantado, "habría mucha gente loca" con ellos. "Eso espero, porque me encanta España y yo adoro la locura. ¡Un gran abrazo a vosotros, mis amigos locos!", ha exclamado entre vítores.

El cantante dió paso a un vídeo de sus "amigos Javier (Bardem) y Luis (Tosar)", en el que han subrayado lo que se ha hecho máxima estos días en titulares y manifestaciones populares: "Si dicen no es no y si no te dicen que sí, también es no". Con proclamas a favor de la música y contra todos aquellos que convierten en un problema la raza, el género o la orientación sexual ("¡Que les den!", ha gritado el cantante), el show ha llegado a su final, redondeado con la imprescindible "Alive" y, como sorpresa, con una versión de "Rockin' in the free world" de Neil Young, hito sonoro de la primera edición del festival.

El día lo cerraban Kasabian, MGMT y Justice entre otros. La música continuará este viernes, de nuevo con todo el aforo completo y expectación tanto por los conciertos de Jack White, Arctic Monkeys, Alice In Chains y Massive Attack. Pero la gran pregunta que se hacen las personas que van a acudir en los próximos días a este festival no es sobre la música, sino sobre cómo actuará la organización para que todo se desarrolle sin problemas.

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