Hipotiroidismo, el porqué la Gioconda tenía la piel tan amarilla
La medicina ha resuelto un enigma que ha traído de cabeza a estudiosos durante décadas.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Y un estudio nos descubre ahora los motivos de ese color amarillo que junto con el bocio marcan el retrato de Mona Lisa, obra maestra de Leonardo da Vinci. Ha tenido que ser la medicina la que nos descubra que padecía: hipotiroidismo.
La fascinación que durante siglos ha provocado en los amantes del arte, coleccionistas e incluso ladrones y profanos a la pintura, el retrato icónico de Lisa Gherardini, la enigmática Mona Lisa, por su color, sus formas, por encima de todo "su sonrisa" tiene una explicación científica.
Las lesiones de la piel observadas en el extremo interno del párpado superior izquierdo, un xantelasma (placas amarillentas, bien definidas, que se sitúan en general en el canto interno de los párpados) y la hinchazón representada en el dorso de la mano derecha, descansando sobre la mano izquierda, es compatible con sufrir un lipoma subcutáneo, afirmaban en 2004 prestigiosos reumatólogos y endocrinólogos que también llegaban a la conexión entre la hiperlipidemia y las consecuencias de una enfermedad cardíaca isquémica que podrían haber provocado la muerte de la Gioconda por una arteriosclerosis prematura. Llegaban, incluso a apuntar a que su misteriosa sonrisa, podría ser un residuo de haber sufrido parálisis de Bell, un trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara.
Todas estas peculiaridades observadas hace 14 años, son, ahora, echadas por tierra por Mandeep R. Mehra, director médico del Heart & Vascular Center en Brigham and Women's Hospital tal y como explica en una carta dirigida al editor de la revista Mayo Clinic Proceedings. Mehra considera que la delgadez, la piel amarilla y un indicio de bocio evidencian que esta enigmática mujer padecía hipotiroidismo. Además de recordar que la dieta de los italianos durante el Renacimiento estaba desprovista de yodo mineral imprescindible para el desarrollo de la glándula tiroides, cuya inflamación, la inflamación de la glándula tiroides era muy común como reflejan las pinturas y esculturas de la época.
Si Lisa Gherardini hubiera sufrido cualquiera de las enfermedades anteriores, una enfermedad cardíaca y un trastorno lipídico, no habría conseguido celebrar su 63 cumpleaños porque no podemos olvidar que no había tratamientos disponibles en la Italia del siglo XVI para curar dichas enfermedades.