Las razones científicas por las que nos asustamos con una película de terror
El encuentro The Science of Scary revela que la clave por la que gritamos con cada susto puede tener motivos sociales
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la campaña previa al estreno de “Paranormal Activity”en 2007 la productora Blumhouse organizó una genial campaña de promoción junto a On Pictures en la que grababan con cámara nocturna las reacciones del público durante un pase de la película para venderla como la “película más escalofriante de la historia”. Nada nuevo y usado en tantas otras cintas como “El proyecto de la Bruja de Blair” o “Insidious”. Al margen del marketing, existen unas razones científicas para dar los clásicos “brincos” en la butaca del cine.
Esta semana en el festival de cine de Edimburgo en el encuentro The Science of Scary (La ciencia del miedo), en el que se reunieron directores de terror, escritores y neurocientíficos. Allí explicaron que el conocido como el jump scare o “brinco” es resultado de una reacción de la amígdala y que provoca dos consecuencias: o bien el sujeto busca huir o chillar.
Es una reacción habitual ante un peligro, ya que el cerebro ordena bombear adrenalina, el corazón se acelera,
. Solo al cabo de un rato, según el investigador, interviene la parte más racional del cerebro. Eso sí, al cabo de un rato
y constata que el Freddy Krueger no va a destriparle. Entonces, el espectador se relaja, hasta el siguiente susto. Así, además, las películas de terror ejercen de vacunas, según un artículo publicado en Forbes el año pasado: los golpes controlados de ansiedad y estrés que el público experimenta, en el contexto seguro de una sala, pueden ayudar a prepararse para la vida real.
Una experiencia que puede volverse tanto adictiva como todo lo contrario. Un aumento de la ansiedad latente o una tensión que se prolongue más allá del final del filme.