El Museo del Prado lanza un SOS "con desesperación" para localizar un cuadro de Mengs

El Museo del Prado pide ayuda para encontrar el cuadro 'Santa Cecilia', de Anton Raphael Mengs, del siglo XVIII, cuyo rastro se pierde en 2001 en Roma y que la pinacoteca querría incluir en su exposición del próximo mes de noviembre.

Por medio de un vídeo publicado en las redes sociales del museo, el director adjunto de conservación e investigación del Prado desde 2017, Andrés Úbeda, pide ayuda para localizar el cuadro y reconoce que “esta llamada tiene un punto de desesperación”.

Úbeda es co-comisario de la gran exposición del pintor checo, Primer Pintor de Carlos III, que prepara el Prado para el próximo noviembre y, en el vídeo explica que la exposición “está prácticamente lista" y ya tienen "una magnífica lista de obras", pero les falta "una que tiene muchísimo interés, la 'Santa Cecilia'”.

La última información conocida sobre la obra se incluye en el catálogo de la exposición dedicada al artista que tuvo lugar en 2001 (Steffi Roettgen (Ed.), Mengs. ‘La scoperta del Neoclassico, Padua-Dresde, 2001’, pp. 202-203, núm. 55). Entonces se encontraba en una colección privada en la capital italiana.

En preparación de la exposición, Úbeda explica que viajó a Roma el pasado mes de julio y acudió al último domicilio conocido.

El portero del inmueble le informó de que el coleccionista había muerto y la familia se había trasladado a otro domicilio sobre el que no tenía información.

“Nuestra labor detectivesca ha llegado a un punto del que no sabemos salir”, asegura Úbeda, quien reconoce que “esta llamada tiene un punto de desesperación”.

Así, pide a quien tenga información sobre el paradero de 'Santa Cecilia' o sepa contactar con los actuales dueños, que por favor informe al Museo del Prado ya que “su presencia sería de gran importancia para la gran exposición 'Anton Raphael Mengs. El más grande pintor del siglo XVIII.

“Por eso lanzamos una llamada de auxilio por si alguien es capaz de ayudarnos a localizar la obra; es una obra que realmente querríamos ver en la exposición”, subraya.

Mengs, el más grande del siglo XVIII

"Pintor y tratadista alemán, el más destacado del primer neoclasicismo, comenzó su formación artística en Dresde bajo la severa dirección de su padre, ­Ismael Mengs, pintor de la corte sajona. Entre 1741 y 1744 residió en Roma con su padre y hermanas, y tuvo la oportunidad de estudiar la Antigüedad clásica y las obras de Miguel Ángel y Rafael en el Vaticano", podemos leer en la web del Museo del Prado sobre Anton Rafael Mengs.

En 1749 abjuró del luteranismo y se convirtió al catolicismo; el mismo año contrajo matrimonio con Margarita Guazzi, joven romana que le había servido de modelo para una Virgen. En las Navidades de 1749 regresó a Dresde, y el 23 de marzo de 1751 recibió el nombramiento de primer pintor de la corte sajona. Medio año después, en septiembre, abandonó ­definitivamente Dresde y emprendió con su familia el tercer viaje a Roma, pasando por Venecia y Florencia.

Como destacado defensor del concepto de "belleza ideal", tomó por modelos la Antigüedad clásica y las obras de Rafael -para el dibujo y la ex­presión-, de Antonio Allegri, el ­Correggio -para la gracia y el claroscuro- y de ­Tiziano Vecellio -para el colorido-, aunque en sus obras también se advierten influencias de Guido Reni, Domenichino, Nicolas Poussin y ­Carlo Maratta, entre otros.

Realizó diversos retratos de la familia real española con la eventual colaboración de discípulos. Pintó a los príncipes de Asturias, Don Carlos de Borbón y su mujer María Luisa de Parma, a Carlos III y su difunta esposa María Amalia de Sajonia y, en 1767, a los infantes Don Gabriel, Don Antonio Pascual y Don Javier (todos en el Prado).

De su segunda estancia en España es la tabla de San Pascual Bailón adorando la Eucaristía para la iglesia conventual de ese santo en Aranjuez. Y entre sus últimas obras, realizadas ya en Roma, sobresalen Perseo y Andrómeda, inspirado en diversos modelos de la Antigüedad clásica, que concluye en 1778 para Watkin Williams-Wynn (Museo del Ermitage, San Petersburgo) y la inacabada Anunciación que estaba destinada a la capilla nueva del palacio de Aranjuez (Palacio ­Real, Madrid).