Campaña Antártica: 81 días sobre el único volcán navegable del planeta

El Ejército de Tierra utiliza por primera vez drones en su misión en la Antártida

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Campaña Antártica: 81 días sobre el único volcán navegable del planeta

Manuel Ángel Gómez

Publicado el - Actualizado

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La isla Decepción es la caldera de un volcán inundado por el mar. Sobre ese volcán fue construida la Base Gabriel de Castilla del Ejército de Tierra, donde militares españoles llevan a cabo desde hace más de 30 años la denominada Campaña Antártica. Este año son 13 los militares que participan en esta campaña, y el jefe de la Base es el comandante Valentín Benéitez, quien nos cuenta que por primera vez han utilizado allí drones y están “muy contentos, porque nos están dando unas imágenes fantásticas”. Dice que les permiten “ver en puntos que hasta ahora eran inaccesibles”, y les suministran información para rutas y recorridos que no tienen claros.

La isla Decepción es “el único volcán navegable del planeta”, su caldera “constituye un puerto natural”, por lo que casi todos los desplazamientos se realizan con lanchas neumáticas. Asegura el comandante que “la isla en cualquier momento puede registrar una erupción volcánica”, el volcán está activo, el magma se encuentra a 2 kilómetros de la superficie, hay zonas donde el suelo está caliente y donde hay fumarolas.

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La última erupción tuvo lugar en 1970, puede volver a ocurrir en cualquier sitio de la isla y “en función de donde suceda hay que tener previsto evacuarla por un punto o por otro”. Por esa razón, hace unos días exploraron un ruta de evacuación. Siempre se buscan rutas ubicadas “en el anillo exterior de la isla” -señala- ya que en el interior está el cráter del volcán y “seguramente sería imposible la navegación”.

Además de los militares del Ejército de Tierra, en la Base Gabriel de Castilla -que puede alojar a 32 personas- hay un grupo de científicos que trabaja en proyectos relacionados con los pingüinos, los volcanes o el cambio climático.

En la Antártida, los miembros de las Fuerzas Armadas tienen varias misiones. La primera es la “presencia en el área del Tratado Antártico”, porque al ser España parte de ese acuerdo “se le exige que tenga todos los años expediciones o bases en la Antártida”. Al mismo tiempo deben “mantener la base, que queda cerrada durante ocho meses, lo que corresponde al invierno austral, es una base temporal, y después de ocho meses hay que ponerla en funcionamiento”, explica el comandante Benéitez. No obstante, su misión principal es “dar apoyo y servicio a los científicos que vienen a investigar”, alojarles, darles de comer, asistirles sanitariamente y “acompañarles en todos los desplazamientos que hagan”.

Hay puntos de la isla a cierta altura en los que “hay nieve, hay glaciares y hay que emplear técnicas de movimiento en nieve y glaciares”, es decir, piolé y trampones, y a veces “ir encordados para evitar las grietas de los glaciares”.

Los militares españoles desplegados en el Antártida son de diferentes especialidades, entre ellos mecánicos, expertos en telecomunicaciones, en navegación, montaña, médicos, veterinarios y también cocineros. El jefe de la Base Gabriel de Castilla señala que todos tienen una formación general que les permite ser polivalentes. Echarán el cierre a las instalaciones y comenzarán el regreso a España el 21 de marzo.

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