¿Cómo se descontaminan los museos y los edificios con bienes de interés cultural?

El jefe de una de la secciones de descontaminación de la UME explica a COPE que para obras de arte es recomendable la “desinfección pasiva”

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El teniente Rafael Cisneros, jefe de una de las secciones de descontaminación de la UME

Manuel Ángel Gómez

Publicado el - Actualizado

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Siempre que tenemos una descontaminación en un bien de interés cultural hace falta llegar a un equilibrio entre el grado de desinfección y la preservación de los materiales y de los bienes”, asegura el teniente Rafael Cisneros, jefe de una de las secciones de descontaminación de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Explica a COPE que en las labores de desinfección en museos, salas de exposiciones o iglesias “los agentes virucidas no pueden ser los mismos que utilizaríamos en la desinfección de una residencia de ancianos o un hospital, especialmente en los bienes muebles como una escultura o un cuadro”.

En estos casos “el procedimiento recomendado sería la descontaminación pasiva, que consiste en esperar el tiempo correspondiente para poder decir que el virus ha quedado inactivo, y ha perdido su capacidad de contagio”. “En el material en el que más tiempo puede estar con actividad o capacidad de contagio viene a ser en torno a los nueve o diez días, y con esperar los tiempos necesarios -que serían 15 días- ya quedaría descontaminado”, señala este miembro de la UME. Son obras que pueden sufrir daños con la humedad, “cualquier alteración del medio en el que se encuentren puede causarle deterioro”, y con la descontaminación pasiva se garantiza su conservación. Además, afirma que “estos bienes no son manipulados habitualmente y la probabilidad de que esté presente el virus es ínfima”.

Estos bienes no son manipulados habitualmente y la probabilidad de que esté presente el virus es ínfima

Sin embargo, las zonas de acceso a estos bienes de interés cultural, los pomos de las puertas, las barandilas, “las zonas habituales de manipulación por personas serían las que recogerían toda la carga viral posible en esas dependencias, y sí serían susceptibles de desinfección activa”. Según el teniente Cisneros, “habría que aplicar medidas de descontaminación activa, que consistirían en una aplicación superficial -y con un medio de tipo absorbente- de etanol al 70 por ciento”. Cuenta que el procedimiento habitual “siempre es utilizar un medio absorbente, por ejemplo una toalla hecha con papel absorbente que esté impregnaba con el agente virucida -en este caso etanol al 70 por ciento-, se limpiaría la superficie de barandillas, y pomos de estos bienes que se consideran patrimonio cultural”.

El jefe de una de las secciones de descontaminación de la UME señala que en las iglesias “los bancos son las zonas más susceptibles de contacto humano”, y también los confesionarios “porque si una persona va a confesarse habla con una proximidad más que palpable”. En esas superficies se deben emplear “medios de descontaminación activos”. Y añade que en estas tareas se ha de contar con el apoyo restauradores y “personal técnico del Ministerio de Cultura para -en coordinación con ellos- llegar a una respuesta equilibrada de la acción virucida junto con la preservación del material”.

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