Narcís Serra no hace autocrítica en el Congreso

El expresidente de Catalunya Caixa defiende que intentó cambiar el rumbo de la entidad financiera antes de la crisis pero que tanto la Generalitat como el Banco de España se opusieron. La entidad costó a las arcas públicas 12.676 millones de euros, más Bankia

Joaquín Vizmanos

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No ha habido atisbo de autocrítica en la comparecencia de Narcís Serra en la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso. El expresidente de Caixa Catalunya ha afirmado que alertó a la Generalitat y al Banco de España de los riesgos que afrontaba la entidad en 2006 y sobre la necesidad de "cambiar el rumbo" de la misma ante el riesgo inmobiliario pero su propuesta fue rechazada en varias ocasiones.

Serra ha explicado que cuando llegó a la entidad, en marzo de 2005, ésta se encontraba en una “etapa de gran expansión y brillante cuenta de resultados”, aunque se dio cuenta de que su exposición al sector inmobiliario era “excesivo” y que la concesión de crédito crecía a un ritmo superior que la media de las cajas de ahorros. En otoño de 2006, expuso Serra, trasladó a la Diputación de Barcelona (entidad fundadora de la caja) y a la Generalitat de Cataluña la “conveniencia de iniciar un cambio de rumbo” en el grupo, lo que implicaba modificar la composición del equipo directivo. Sin embargo, consideraron que era mejor “esperar”, debido a los buenos resultados que presentaba la caja y a las dificultades de llevar a cabo los cambios sin consenso.

En cuanto al Banco de España, señaló que pidió una reunión con el gobernador, aunque quien le recibió fue el director de Supervisión, a quien Serra le comunicó que había que desmontar la filial inmobiliaria de la caja (Procam) y que la inspección que en esas fechas había realizado el supervisor “justificaba un cambio de rumbo y de su equipo directivo”. "No fue ese el criterio del supervisor, que insistió en mantener al director y sostuvo que era suficiente cumplir con las recomendaciones que le había efectuado”, ha subrayado Serra que ha justificado la decisión de la institución en que "pesaba la preocupación de las consecuencias para el sistema de un posible conflicto en una de las cajas españolas y también sus efectos sobre la confianza en el sector".

"Al no contar con el consenso del Banco de España, desistí", ha explicado el expresidente de Caixa Catalunya que, no obstante, en el verano de 2007 comunicó a la entidad fundadora de la caja la necesidad de un "cambio de rumbo" y su decisión de dejar la presidencia "por motivos personales" a final de año si no se producía ese giro. Serra ha señalado que solamente en ese momento obtuvo la aprobación de la entidad fundadora y de la Generalitat, "a condición de encontrar un sucesor adecuado" y de "que la operación se produjera con absoluto consenso en el seno de los órganos de gobierno". En consecuencia, al final de ese año se nombró a Adolf Todó como director de la entidad, a quien esperaba una tarea "muy ardua", ha explicado quien fuera presidente de la caja entre marzo de 2005 y noviembre de 2010.

Serra ha defendido que, a su llegada a la caja, reconocer sus debilidades y fortalezas "requirió tiempo y tenacidad", si bien fue conociendo "poco a poco" que el rendimiento de las actividades exclusivamente financieras propias de la entidad "era escaso" y que "las inversiones en el sector inmobiliario eran excesivas". "En absoluto encontré ninguna ilegalidad o práctica no ajustada a derecho", ha dicho.

El expresidente de Catalunya Caixa ha valorado que, a pesar de las muchas medidas tomadas en relación con la reforma, la regulación y la supervisión bancaria, al ver los niveles de paro y bienestar de las familias "es oportuno preguntarse si el esfuerzo ha sido suficiente". En su opinión, a día de hoy está claro que "habría sido conveniente enfriar la economía española desde años antes de la crisis, intentando reducir el ritmo de expansión del crédito", si bien en aquel momento se vivía "un periodo tan largo de crecimiento continuado que, parecía, sería permanente". "Creíamos estar mejor preparados que otros países europeos, dadas las medidas regulatorias. Estas medidas eran diques más que suficientes para la mala mar de una crisis convencional, pero lo que se produjo, sobre todo en la recaída del 2011, no fue mala mar, sino un gran tsunami para el que no valían estos ni mayores niveles de protección", ha señalado.

Su intervención llega apenas unos días después de declarar como imputado en la Audiencia Nacional por un agujero de 720 millones de euros que diversas actividades inmobiliarias causaron en CatalunyaCaixa, rescatada y posteriormente vendida a BBVA. Serrá, al igual que el resto de la antigua cúpula de la entidad, se escudó ante el juez en que el Banco de España conocía esas operaciones. Hoy se ha vuelto a mostrar "tranquilo".

La comparecencia de Serra se completa este miércoles con las explicaciones de otros dos expresidentes de cajas de ahorro que fueron arrastradas por la crisis financiera: Modesto Crespo, de la CAM, y Juan Pedro Hernández Moltó, de Caja Castilla-La Mancha. El anterior gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, llegó a decir que la Caja de Ahorros del Mediterráneo era "lo peor de lo peor" del sistema. Tras ser subastada fue adquirida por el Sabadell por un euro y unas garantías de 21.859 millones de euros en una EPA (Esquema de Protección de Activos), además de una inyección de 4.443 millones por parte del FROB. En cuanto a CCM fue la primera entidad intervenida y nacionalizada en la crisis, en marzo de 2009. Hubo que inyectarle liquidez por valor de 9.000 millones. Después sería vendida con ayudas a Liberbank. El exdiputado socialista Hernández Moltó fue condenado a dos años de prisión por un delito societario de falsedad contable por manipular las cuentas.

Catalunya Caixa, CAM y Caja Castilla-La Mancha acumulan 27.441 millones de los 60.718 millones de euros al que asciende el rescate financiero según el último informe del Tribunal de Cuentas.

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