Ramiro y Loli, los españoles que más tiempo han cotizado a la Seguridad Social

El empresario Ramiro Carregal suma 90 años. Loli Agra, al frente su tienda de lencería, 64

EL TRABAJO AÚN ES SALUD PARA UNA GENERACIÓN DE 'VETERANOS' GALLEGOS

Joaquín Vizmanos

Publicado el - Actualizado

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Un día tras otro hablamos del problema de las pensiones, del agujero que tiene la Seguridad Social. Desde luego si fuera por Ramiro Carregal y Loli Agra el sistema gozaría de una salud excelente. Son ahora mismo el hombre y la mujer que más tiempo han cotizado en España, 90 y 64 años, respectivamente. A pesar de su edad, de que ambos se podrían haber jubilado hace décadas siguen al pie del cañón, aportando a las arcas públicas.

Ejemplos de constancia

Ramiro Carregal tiene el honor de ser el español con una carrera de cotización más extensa. Tiene 92 años. Suma 90 contribuidos a la Seguridad Social. ¿Dónde está el misterio? Durante 18 años cotizó por dos empresas. Hasta hace nada ha estado al frente de la conservera que fundó, Frinsa, en la localidad de Ribeira (La Coruña) pero sigue cotizando. “Soy consciente de que no cobraré jamás la jubilación”, decía hace poco en una entrevista.

Se jubila a los 78 años Loli, la mujer que más tiempo ha cotizado en España

Dolores Agra, propietaria de la lencería Marta, en una imagen de archivo. EFE/ Cabalar

Muy cerca de Ribeira, en la capital, en La Coruña localizamos a Dolores Agra Rodríguez. Todos en el barrio la conocen como Loli. Acaba de llegar a su tienda. El establecimiento se llama “Lencería Marta”. El nombre comercial es el de su hija, una jubilada de banca. Tiene en el escaparate colgado el cartel de “Liquidación por jubilación”, con descuentos en ropa de cama, vestidos o interiores. Su hijo Ricardo nos cuenta que desde febrero la situación de su madre es de jubilación activa y que obtendrá la definitiva antes de primavera.

Loli acaba de cumplir 79 años. Recuerda a COPE que empezó a cotizar a la Seguridad Social con 14 años. “Tuve que ponerme a trabajar porque mi familia no era muy rica”, señala. Su primer sueldo como dependienta fueron 150 pesetas al mes pero luce con orgullo que había personas con más edad a las que le pagaban menos, 125. No fue hasta los años 80 cuando abrió, ya como propietaria, su tienda actual. Asegura que no le dará pena el día que eche el cierre y que disfrutará de pequeños placeres como andar. Sí dice con sorna que “me deberían de dar tres pagas por todo lo que he cotizado”.

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