La DANA hace resurgir el teletrabajo, pero España está a la cola de Europa

El 40% de los que teletrabajan cambiarían de empleo si tienen que ir a la oficina: “Sería determinante”

Teletrabajo
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Victoria Ballesteros

Victoria Ballesteros, redactora de Economía, habla de la vuelta al teletrabajo por la DANA

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La DANA ha devuelto al teletrabajo a la primera línea, igual que sucedió en la pandemia. Sin embargo, es una fórmula que muchas empresas solo utilizan cuando es estrictamente necesario.

En España, este año ha aumentado ligeramente el número de personas que han teletrabajado con respecto a 2023, pero seguimos a la cola de Europa en esta modalidad.

Más de 3 millones de personas trabajan en remoto en España, un 15% de la población activa, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Y lo hacen, de media, 3 días a la semana. Solo Italia tiene un menor porcentaje de teletrabajo que nuestro país. Y en otros lugares, como Francia, Noruega, Irlanda o Países Bajos, es lo habitual en muchos hogares, con tasas que superan, en algunos casos, el 40%. Aunque la media europea se sitúa en 2 de cada 10 personas en activo. Y todo, en un momento en el que las danas han vuelto a poner a prueba a las empresas y a sus sistemas de teletrabajo para mantener la productividad cuando no se puede acudir a la oficina.

En España, aunque el teletrabajo ha crecido tras el empujón de la pandemia, sigue enfrentándose a importantes barreras y está lejos de consolidarse como una práctica común en todos los sectores. Las regiones más avanzadas, como Madrid (34,5%) y Cataluña (23,4%), se benefician de una mayor digitalización y de una concentración de empresas con cultura flexible, mientras que otras zonas, como Ceuta y Melilla, quedan rezagadas, con menos del 10% de trabajadores en remoto.

En cuanto a las empresas, solo un 30% facilita las herramientas necesarias para trabajar desde casa, lo que limita el alcance del teletrabajo. A esto se suma una cultura empresarial centrada en la presencialidad, que a menudo percibe esta modalidad como una solución temporal más que como una oportunidad estratégica.

ESPAÑA Y EUROPA EN EL TELETRABAJO

En Europa, el teletrabajo es mucho más común en países del norte y el oeste. En los Países Bajos, Irlanda y Suecia, más del 40% de los trabajadores realiza sus labores de forma remota al menos la mitad del tiempo. Estos países cuentan con políticas públicas que fomentan el teletrabajo, infraestructuras digitales avanzadas y una cultura laboral basada en la confianza.

En contraste, España e Italia comparten tasas mucho más bajas, lo que refleja una economía más dependiente de sectores con trabajos presenciales, como la hostelería, el comercio y la construcción. Sin embargo, el potencial del teletrabajo para mejorar la conciliación y aumentar la productividad está impulsando debates y cambios, especialmente en empresas que buscan retener talento joven y cualificado.

Y es que, entre los que teletrabajan, 4 de cada 10 aseguran que buscarían otro empleo si su empresa decide la vuelta a la oficina. Es el caso de Alberto, ingeniero de telecomunicaciones en una empresa de Madrid. Tres días a la semana lo hace desde casa y los otros dos va a la oficina: “Dispones de más tiempo durante el día porque no lo vas a perder en desplazamientos o atascos. Es mucho más fácil conciliar y, por supuesto, lo tendría muy en cuenta para cambiar de empresa”.

Por eso, los expertos apuntan al trabajo por objetivos para no perder talento. “Cuando tú tengas unos objetivos, organízate como quieras. Yo confío en ti, y confío porque tú me cumples esos objetivos. Si el problema es la desconfianza -que en muchos casos lo es- ahora hay millones de formas a través de la tecnología de poder hacer un seguimiento de si cumples esos objetivos”, explica Pilar Llácer, experta en recursos humanos.

España tiene un reto por delante en un mundo cada vez más globalizado, y que pasa por invertir en digitalización, flexibilizar horarios y fomentar un cambio cultural para consolidar el teletrabajo como una herramienta estratégica para el crecimiento económico y social.