Cómo evitar que esta crisis vuelva a expulsar a los jóvenes

El presidente de CEAJE lamenta en esta tribuna que ya son dos crisis las que han golpeado al desarrollo laboral de los jóvenes, que sufren el peor dato de paro juvenil de la UE

Fermín Albaladejo, presidente de CEAJE

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Uno de los efectos de la crisis financiera de 2008 fue asistir al éxodo de miles de recién licenciados que veían cómo su incorporación al mercado laboral se esfumaba delante de sus narices. Y ante una expectativa laboral incierta en el corto plazo hicieron las maletas. Eran jóvenes españoles, formados en nuestros institutos y universidades, que preferían tener una oportunidad laboral aunque fuera lejos de sus familias y de su país.

Esta salida constante supuso mucho talento que España estaba siendo incapaz de retener. Hoy sabemos, gracias al estudio ‘EU Mobile Workers’, publicado por el think tank Centre for European Policy Studies (CEPS), que durante la década 2007-2017 más de 87.000 jóvenes españoles con alta cualificación -con título universitario o grado superior- abandonaron España para trabajar en otros países de la Unión Europea, mayoritariamente en Alemania y Reino Unido.

Situándonos ya en marzo de 2019, el Gobierno puso en marcha una iniciativa para fomentar la vuelta a casa de todos esos jóvenes que se habían visto forzados a emigrar. Se trataba del Plan de Retorno a España, que iba a contar con un presupuesto de 25 millones de euros. Una iniciativa muy positiva, y sin duda necesaria, pero que por el momento parece no estar teniendo los resultados esperados porque, además de las limitaciones del Plan, el Covid ha frustrado las posibilidades de volver de muchos trabajadores.

Es toda una generación que se ha visto obligada a mirar fuera antes que dentro. Son los sufridores de estas crisis económicas. En plural. Porque ya son dos las crisis que han golpeado su desarrollo laboral. Y no hay ningún plan mágico para convencerles para volver cuando lo que ofrecemos es el peor dato de paro juvenil de la Unión Europea.

Este debate, que parece ya añejo, nos lo podemos volver a encontrar tan pronto como se levanten las barreras a la movilidad y se rebajen las restricciones. Porque en España, las crisis la pagamos muchos pero son los jóvenes los que de una forma más silenciosa sufren sus efectos a futuro. Y cuando todo pase y el covid sea una etapa superada seguiremos siendo el farolillo rojo del empleo joven.

TENEMOS QUE HACER UN 'PLAN QUÉDATE'

Y la historia más reciente nos debe enseñar qué ocurre cuando un país no resuelve sus problemas. El talento se va. El esfuerzo invertido en formar a grandes profesionales es aprovechado por otros países que pueden dar unas mejores perspectivas. Y es obligado y necesario poner este ángulo encima de la mesa en estos momentos. Que esté presente cuando hablemos de planes de recuperación, cuando hablamos de empleo, cuando hablemos de juventud y cuando hablemos de futuro. Que no tengamos que hacer, diez años después, un nuevo Plan de Retorno. Lo que tenemos que hacer ahora es un Plan Quédate. Tener claro que los jóvenes también son importantes y la única manera de no enseñarles la puerta de salida es ofrecer oportunidades.

Esto es lo importante cuando hablamos de jóvenes. Empleo, formación, oportunidades, crecimiento profesional y personal. Es lo relevante y no las cuestiones más prosaicas que aparecen en los medios asociados a la juventud. Instituciones públicas, universidades y empresas tenemos que colaborar para poner en marcha soluciones para ofrecer un futuro atractivo. Necesitamos un compromiso político y social que permita poner en marcha un plan a largo plazo que proporcione a nuestros jóvenes las mejores condiciones para su desarrollo profesional.

La construcción de ese proyecto es responsabilidad de todos y debería ser un compromiso para con el futuro de nuestro país. Dejémonos de cuestiones más prosaicas sobre la juventud y dediquémonos a hablar de lo importante.