Tiempos para redefinir “casi todo”
¿Evoluciona una sociedad donde paseas por el parque y grupos de adolescentes reunidos no levantan la vista de sus teléfonos móviles?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Son muchos los foros en los que, desde la Confederación Española de Jóvenes Empresarios, hemos participado en los últimos tiempos y existen muchas líneas comunes de consenso sobre los pasos a seguir para sacarnos de una situación como la que estamos viviendo y, de manera especial, en estos tiempos post COVID.
Los procesos de digitalización son de vital importancia para optimizar la competitividad de nuestras empresas en los mercados, la cooperación internacional es hoy más necesaria que nunca en un momento donde lo micro y lo macro se mezclan más que nunca, donde la falta de microchips puede paralizar la producción de automóviles y con ello una pequeña empresa de componentes en un pueblo de España. La movilidad, los modelos de producción, el modelo energético…son muchos los retos que afrontamos en una de las grandes revoluciones de la historia.
Sin embargo el Green Deal, el gran acuerdo marco Europeo nos recuerda los valores sobre los que se fundó esta institución, valores que deben estar presentes en todos y cada uno de los puntos de nuestras agendas de desarrollo, conscientes de que uno de los grandes retos es el de redefinir la palabra desarrollo, que lo es solo si repercute en una sociedad más inclusiva, que ponga el foco en las personas, un proceso de digitalización que no olvide que el ser humano es un ser social y que, estando más digitalizados que nunca, asistimos con asombro al mayor índice de suicidios de nuestra historia o al mayor consumo de antidepresivos jamás conocido. Asistí una vez a una conferencia en EEUU donde un rector colombiano nos dijo que “ A mayor digitalización, mayor necesidad de humanismo“. Ingeniería, tecnología o industria no pueden olvidar lo que somos y de donde venimos y como empresarios podremos medir nuestra riqueza valorando el progreso que hemos generado en las sociedades en las que vivimos.
¿Evoluciona una sociedad donde paseas por el parque y grupos de adolescentes “reunidos“ no levantan la vista de sus teléfonos móviles ? ¿Podemos llamar crecimiento a un +3% del PIB si miles de familias no pueden llegar a fin de mes ? ¿ Podemos considerar consumo de proximidad la compra de una camisa en mi barrio si esta ha sido ensamblada en la India, con algodón de África y con botones procedentes de plástico reciclado de EEUU ? Son muchas las preguntas que nos llevan a un mismo lugar, la capacidad para rediseñar muchos de los conceptos hasta ahora conocidos.
A mis 41 años tengo la sensación de que tenemos la mayor deuda de nuestra historia, a mis 41 años me siento parte de una generación bisagra con la mayor deuda jamás conocida y no me refiero a la deuda pública, me refiero a algo inmensamente más importante. Muchos de nosotros hemos visto a nuestros padres o a nuestros abuelos trabajar con sus propias manos en el campo, hemos visto cómo ponían el despertador para pagarnos una formación que ellos jamás pudieron tener, hemos asistido al mayor ejemplo de dignidad colectiva de una generación que, de manera silenciosa, nos dotó de la educación y herramientas necesarias para convertir a nuestro país en una de las mayores potencias del mundo, un país que no se levanta quejándose desde la barra de un bar sino madrugando, arriesgando y levantándose después de cada caída. Se lo debemos a ellos, se lo debemos para hacer que todo su sacrificio haya merecido la pena pero también se lo debemos a aquellos que vienen detrás, conscientes de que la Inteligencia Artificial, la Robótica, los Microchips…van a cambiar el mundo tal como lo entendemos , ¿a mejor? No lo sé, pero me gustaría pensar que dentro de muchos años podremos mirarles a la cara a nuestros hijos y decirles que nosotros luchamos como sus abuelos lo hicieron y que, en un mundo tan diferente, fuimos los responsables de redefinir un sistema educativo para adaptarlo a las verdaderas necesidades del mundo laboral, fuimos capaces de digitalizar empresas y administraciones para volvernos más eficientes, fuimos capaces de modificar nuestros modelos de consumo energético para dejarles un mundo más limpio, tuvimos la capacidad de modificar los modelos de producción sin dejar a nadie atrás, fuimos capaces de redefinirlo todo menos lo que de verdad ha importado siempre, nuestros valores.