'Brexit eléctrico': Moncloa plantea una ruptura con Europa para fijar sus propios precios de la luz
El Gobierno de España ha pedido a Bruselas la autorización para poder establecer sus propios precios de la electricidad, dejando a un lado el sistema europeo marginalista
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El precio de la luz y la electricidad está desbocado en España, algo que cada día supone un problema más para miles de personas en nuestro país que viven con temor la llegada de la factura. Un aumento de precios que el Gobierno ha querido paliar haciendo una propuesta a Europa que, lejos de lo esperado, no ha sido bien acogida.
El 'Brexit eléctrico' planteado por Sánchez
El Gobierno de España había pedido a Bruselas la autorización para poder establecer sus propios precios de la electricidad, dejando a un lado el sistema de europeo marginalista. Así lo comunicó España en un documento de cara al Consejo Extraordinario de ministros europeos de Energía. En dicho documento remitido a la Unión Europea, se propone que en situaciones de crisis, se pueda separar el gas de la fijación de precios de la electricidad, así como poner un máximo al precio del gas para que no se encarezca demasiado el megavatio.
"En situaciones excepcionales, se debe permitir a los Estados miembros adaptar la formación del precio de la electricidad a sus situaciones específicas", asegura el texto, refiriéndose así al 'mix' eléctrico de los países.
Por otro lado, España también ha pedido explorar la posibilidad de establecer un precio límite para las ofertas de electricidad producidas por gas natural, además de crear una plataforma europea centralizada para comprar gas natural, facilitando así la acumulación de reservas estratégicas de gas.
Una propuesta que podría explicarse en pocas palabras como un 'Brexit eléctrico', ya que si analizamos en profundidad la petición de España, no es otra más que abandonar el sistema de fijación de precios que se sigue en Europa durante el período de tiempo en el que el gas siga en una horquilla de precios tan alta como las de ahora, y volver al sistema una vez que la situación se haya estabilizado.
España, eso sí, ha presentado la propuesta -a la que cualquier país podría adherirse- con el único objetivo de beneficiarse del menor coste de la energía. El sistema europeo marginalista del que Moncloa pretende desligarse consiste básicamente en que la energía más cara que entra en el sistema es la que fija el precio del resto de fuentes.
En estos momentos, es el gas el que está sufriendo un crecimiento del precio exponencial, que siguiendo con la ecuación, afecta directamente también al precio de la luz.
Desde el Gobierno, ya han trasladado en varias ocasiones su malestar con "los tiempos de Bruselas". Ya lo dijo hace unos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien trasladó su impaciencia por la "lenta reacción" desde la Unión Europea ante el aumento de los precios de la electricidad. Desde España ya han trasladado la intención de buscar nuevos apoyos entre los países del Mediterráneo y el sur de Europa.
Bruselas enfría la propuesta de España
La propuesta, sin embargo, no ha sido bien acogida en Europa quien ha enfriado el entusiasmo del Gobierno y de la ministra Ribera. "No está muy claro cómo un sistema con diferentes fuentes de precios funcionaría en la práctica ni si será mejor que el diseño del sistema actual", ha señalado este martes la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, quien además ha asegurado que esto podría ser un riesgo en cuanto a "predictibilidad del mercado, competitividad y transición a la energía limpia".
No obstante, aún sin especial entusiasmo por la propuesta de España, la Comisión analizará la propuesta planteada por el Gobierno. Eso sí, insistiendo en que todos los estados miembro ya tienen las herramientas suficientes para hacer frente al aumento del precio de la electricidad.
A todo esto, hay que sumar además que nueve países (Alemania, Austria, Dinamarca, Luxemburgo, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia y Países Bajos), a los que también se han sumado Bélgica y Suecia, han firmado una declaración pidiendo que no se intervengan los mercados de gas y la electricidad, insistiendo especialmente en que tampoco se toque el sistema marginalista.
Una postura ante la que España ha reaccionado con un nuevo documento, en el que propone establecer medidas "contundentes" para situaciones de emergencia.