Almeida y Albiol, los alcaldes del PP que sacan músculo en Badalona: “¿Quién puede creer a Illa?”

COPE.es da un paseo con los dos ediles populares a pocas horas de la cita electoral en Cataluña para analizar todas las claves de los comicios

Jacobo Pérez Miró

Publicado el - Actualizado

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Badalona, cae la tarde y de la churrería del paseo de la Salut se apresuran a sacar unas muestras cubiertas de chocolate. Sonrían y fotos para los medios. “Muchas gracias, alcalde”, dice alegremente la dueña del establecimiento. “Y a usted también, señor alcalde”. Las cámaras se apartan y Xavier García Albiol y José Luis Martínez Almeida se apresuran a continuar su paseo ascendente por las calles de la siempre viva Badalona.

El goteo de vecinos es contante. Siempre cargados con peticiones, felicitaciones o una simple petición fotográfica. Albiol saca a relucir su frase estrella “aquí, dando un paseo con el alcalde de Madrid” y señala a un Almeida que pilla por sorpresa a quienes no habían reconocido a un hombre que contrasta con la altura de Albiol.

“Yo de mayor quiero ser como Xavi”, nos confiesa Almeida. “Pero no lo digo por la altura, lo digo en términos políticos”, ambos ríen. Son dos de las figuras de la política municipal más importante del PP en España. Su caminar por el paseo de la Salut, franqueados por decenas de carteles con la cara de Salvador Illa, es decidido y cómplice. Tienen objetivos comunes.

Illa, Illa, Illa, Illa, Illla…

Es como una de esas canciones del verano, igual de pegajosa y quién sabe si de las que se olvida uno con facilidad. No se habla de otra cosa en Cataluña: el ministro que pudo reinar. Un poco menos rubio que Micheal Caine, pero con la seguridad y las aspiraciones de Sean Connery, dispuesto a todo para alzarse en el preciado trono de la Generalitat. ¿A todo?

El candidato-exministro Illa asegura que no. Hasta tres veces le niega a Carlos Herrera su ligazón futura con los independentistas. Cantará el gallo del nuevo día el lunes 15 y veremos si es capaz de mantener una negativa que le antoja dificultades para gobernar.

“¿Quién puede creer en la palabra de Salvador Illa?”, nos pregunta Almeida. Él mismo se matiza: “La pregunta no es si nos lo creemos, si han dicho que no lo van a hacer, que los catalanes tengan por seguro que pactarán con ellos”, vaticina el alcalde de Madrid. “Es incoherente”, clama Albiol. El motivo, el otro gran debate de la semana.

El test, la vacunación y la singularidad de Illa

Salvador no se hizo un test y los demás candidatos sí. Las especulaciones no han hecho más que ir en aumento y han cargado de munición los cañones de sus rivales políticos que incluso esta noche de jueves le pidieron que se pusiera (o abandonara) el plató en el que se realizaba ‘El Debat’, pues así lo han llamado en laSexta.

“Su reacción con el cargo y la responsabilidad que pedía a los españoles”, argumenta Albiol sobre la incoherencia de Illa. ¿Pediría su dimisión si no se hace el test?, preguntamos: “No haría falta, lo tendría que hacer de manera inmediata y voluntaria, por lo que él ha defendido”, responde el alcalde de Badalona.

Iglesias y una campaña catalana marcada por la pandemia

No desvelamos nada si les decimos que está siendo una campaña electoral atípica. 2.220 positivos, 114 fallecidos (personas con nombre y apellido, que se nos olvida muy fácil), 671 ingresados en UCI y 452 casos de incidencia acumulada. La pregunta se articula por sí sola: ¿Se tenían que celebrar estas elecciones? Las respuestas, cómo no, apuntaban al hombre del momento: “Es una barbaridad”, alcanza a decir Albiol, “ha primado el interés electoral del partido socialista”, comenta tranquilamente, como si no le sorprendiera. Almeida usa otro tono: “Salvador Illa impuso en el mes de octubre, unilateralmente en la Comunidad de Madrid el estado de alarma, con unas cifras muy inferiores de contagios, de hospitalizados y de camas UCI”, enumera. “Ahora no le importa que se venga a votar, con cifras muy superiores, por un puro interés partidista”. Aun así, ambos coinciden: “son seguras, se podrá votar”.

El otro elemento que ha agitado, levemente, la coctelera electoral catalana, pues su repercusión ha sido más a nivel nacional que regional, han sido las palabras del vicepresidente segundo de lo social. Hablamos de Pablo Iglesias.

Está claro que el de Podemos juega a otro deporte. El independentismo, la pandemia o incluso la amenaza de una repetición electoral son los grandes quebraderos de cabeza de los grandes partidos nacionales, mientras que para los ‘morados’ es mucho más relevante hablar de la democracia, del sistema, del modelo de Estado, en definitiva. Es evidente que Iglesias busca un cambio de régimen, no lo esconde, pero ese “horizonte republicano” con el que corona sus discursos le impide ver lo que tiene a su alrededor: la realidad.

“En la democracia de Pablo Iglesias no cabemos todos y en la democracia española Pablo Iglesias puede ser vicepresidente del gobierno”, resume Almeida, a lo que hay poco más que añadir.

Vox, sorpasso y las encuestas

Y finalmente, el otro frente que ha tenido el PP en esta campaña: Vox. El sorpasso (adelantamiento, si lo prefiere) de la fuerza liderada por Abascal es una amenaza contra la que los de Casado tratan de luchar presentando a un Alejandro Fernández sólido, convincente… pero que no termina de despegar en la demoscopia. Las urnas decidirán y no las piedras que han tenido que aguantar los de Vox y que, como ya le ocurriera a Ciudadanos en Alsasua, han demostrado que en España hay lugares donde no hay “normalidad democrática”, como diría Iglesias.

Preguntamos a Albiol sobre Vox y la estrategia del PP, ¿qué van a hacer, les temen? “En Cataluña, normalmente tenemos más votos y diputados de los que marcan las encuestas”, apunta, “votar a Vox, a alguna persona le puede parecer un acto divertido o patriótico. Pero a la hora de la verdad, en estos momentos, no necesitamos frivolidades o políticos que sen golpes en el pecho por su españolidad”, criticaba el alcalde de Badalona.

Incógnitas que (en teoría) se resolverán el domingo

Damos por hecho que a última hora del domingo conoceremos los resultados electorales, pero vaya usted a saber. Primero se tienen que constituir las mesas y entonces veremos. Lo que está claro es que en Cataluña, para mal de muchos (si no de todos), continúa el juego político sobre el interés general de los ciudadanos y, frente a la realidad que el coronavirus está haciendo vivir a miles de catalanes y españoles, los políticos nos presentan una película con buenos, malos, intrigas y hasta amores imposibles.

Salvador Illa es el ministro que puede gobernar, el Sean Connery de la película de John Huston. Aunque, por desgracia para Illa, cuando los nativos descubrieron que Connery no era quien decía ser, acabó muerto y con su cabeza entregada ante Kipling, el hoy inolvidable Christopher Plummer.