El guante blanco de Casado, o cómo seguir el guión de su campaña
Pablo Casado representaba en el debate un papel muy alejado de la imagen vehemente que ha mostrado estos últimos meses
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Pablo Casado representaba en el debate un papel muy alejado de la imagen vehemente que ha mostrado estos últimos meses como líder de la oposición. Algunos atribuían su papel recatado a que era nuevo en estas lides, pero, nada más lejos de la realidad: Casado debatió siete veces en el año 2015, no es un recién llegado, y, en esta ocasión, estuvo donde quiso estar, cumpliendo el guión de su campaña, guión que, según fuentes del PP, ha pasado por distintas etapas en estas semanas: primero haciendo propuestas; luego “atizando” a Ciudadanos y Vox; y ahora arremetiendo contra Pedro Sánchez, mientras muestra su cara más amable.
Y eso es lo que hizo exactamente ayer: mantener, según los populares, una imagen de candidato presidencial, “que no entró al barro”, que hizo propuestas, pero que fue firme en sus convicciones y demostró, aseguran, que era el único candidato con opciones reales de vencer al líder socialista.
Y, es más, subrayan, Casado no se equivocó de adversario como hizo Rivera, sino que centró sus ataques en quien debía, en Sánchez.
En la calle Génova se mostraban pues satisfechos con el resultado del debate, pero se negaban a desvelar si Casado subirá el tono hoy en ese segundo enfrentamiento a cuatro. Si quiere seguir ganando el voto de centro y cultivando su imagen moderada, no lo hará; si quiere impedir que Rivera le coma el terreno, será más contundente.
Vox fue el gran ausente del debate de ayer, y, quizá el gran ignorado. Solo Pedro Sánchez se esforzó en varias ocasiones en nombrar a la formación de Abascal encuadrándola en ese “bloque de las derechas”, que quiere evitar.