El PP lidera las encuestas por primera vez desde 2018: así ha sido su camino hasta lograrlo
El contexto político ha cambiado mucho desde la última vez en la que los populares lideraban los sondeos hace tres años. Desde entonces, la formación de Génova se ha reconstruído
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid ha relanzado el proyecto nacional del Partido Popular, que lidera las encuestas después de tres años por debajo del PSOE, públicamente mermado tras la llegada al poder de Pedro Sánchez.
Se trata de la primera vez en la que se sitúa como la opción predilecta de los españoles desde la llegada de Pablo Casado a la presidencia del partido, reponiéndose de los malos resultados electorales de 2019, cuando obtuvieron 66 y 88 escaños, las peores cifras de la historia de la formación desde la fundación de Alianza Popular.
Pero lo cierto es que el camino hasta este sorpasso, al menos en los sondeos, ha sido largo y muy complicado. Tras la salida de Mariano Rajoy, moción de censura por en medio, las cifras del Partido Popular empezaron una tendencia a la baja, tanto en las encuestas, como en las posteriores elecciones.
La asignación de Pablo Casado como líder del partido trató de frenar esa sangría de votos que parecían partir dirección Ciudadanos, que por aquella época crecía de una manera imparable.
Precisamente, la elección de Casado parecía destinada plantar cara a los de Albert Rivera, a pesar de que parte de los votantes veían a Soraya Sáenz de Santamaría como la mejor opción para el partido a nivel nacional.
Una vez ganada la batalla interna, a Casado le quedaba mucho por hacer, ya que la imagen de la formación se había visto debilitada tras las tensiones ocurridas durante el periodo de Rajoy en la presidencia del Gobierno, marcada por las polémicas en sus últimos años y por la situación en Cataluña.
Sin embargo, la jugada a los populares terminó saliendo bien, recuperándose en las encuestas y frenando la preocupante tendencia a la baja por la que atravesaba el partido hasta medidados de 2018.
Inicios complicados
Tras su llegada al poder, las encuestas más optimistas le situaban casi a la par con el PSOE de un Pedro Sánchez recién llegado a la presidencia y que, además, gozaba de una muy buena imagen dentro del electorado. Pero la realidad dibujaba un escenario más complicado, con un PP ligeramente al alza pero con un PSOE que continuaba como la opción predilecta de los votantes españoles.
Así, la encuesta de GAD3 (que es la consultora que más se acercó a los resultados del 4M) de medidados de 2018, la primera con Casado al frente, situó a los populares en el 26,2% de los votos, lo que se traduciría en 104 escaños, por debajo de los 113 del PSOE (27,9%) pero aún distanciados de Ciudadanos (66 escaños, 19,6%). El sondeo situaba la subida de los populares en 0,6 puntos, pero fue la primera noticia positiva después de las elecciones de 2016, tras las que el PP fue perdiendo gradualmente en las encuestas hasta ser superado por el PSOE en 2018.
Pero el problema no era tanto el liderato socialista, que también, si no la competencia dentro de la derecha. La designación de Pablo Casado tenía un doble objetivo, arrebatarle la presidencia a Sánchez y, sobre todo, frenar la migración de votos hacia los otros partidos con los que compartía espectro político: Ciudadanos y Vox.
Algo que ha ido consiguiendo, de forma gradual, con el paso de los años. Los primeros sondeos de cara a las elecciones de abril de 2019 parecían representar un frenazo en la pérdida de los votos del PP, como por ejemplo se podía ver en la encuesta para la cadena COPE de IMOP Insights, que situaba a los de casado en una horquilla de 67-77 diputados.
Otras eran algo más optimistas con los resultados de los populares, como la de GAD3, que predecía para los de Casado entre 69 y 73 diputados, lo que rebajaría las opciones de los nuevos partidos. Sin embargo, en esas elecciones Ciudadanos dio la campanada en mayúsculas, obteniendo 57 escaños que los situaban muy cerca del PP, que terminó con 66. Además, Vox accedía al hemiciclo con 24 asientos, lo que demostraba que al PP se le escaban los votos hacia los dos lados del espectro.
Y fue en ese momento cuando tanto el PP, como Casado, reaccionaron. La estrategia del palentino pasó por recuperar el centro-derecha en el que se estaba asentando Ciudadanos, aprovechando los vaivenes y la indecisión de los de Rivera, que coqueteaba tanto con unos, como con los otros.
Objetivo, recuperar el centro-derecha
La campaña consiguió el objetivo de frenar y recuperar el voto de parte de la derecha, tal y como representaban las encuestas de finales de 2019. Por poner algunos ejemplos, la de GAD3 para RTVE situaba a los de Casado en torno a los 85-90 escaños, mientras que el CIS de Tezanos auguraba unos resultados algo inferiores (74-81).
Ambos sondeos coincidían en la bajada de C's, aunque la institución pública parecía más benevolente, situándo a los naranjas en torno a los 27-35 escaños por los 14-15 que le asiganaba GAD3. Ninguno de las dos acertó, aunque fue Tezanos el que más se distanció de la realidad de los comicios, principalmente por no contar con la fuerte subida de Vox (14-21) que sí reflejó GAD3 (56-59).
Para el 10-N, los de Casado consumaron su subida de 13 asientos (89 escaños, 20,8%) a coste de los de Rivera, que se pegaron el batacazo más grande de la historia de la democracia perdiendo 47 escaños, situándose como quinta fuerza con solo 10. Vox sería el otro partido beneficiado, doblando sus cifras hasta los 52.
Ya asentado como líder de la oposición, Casado empezó con una estrategia que le permitiera asentarse como el líder del centro-derecha y de la derecha, con la intención de absorver completamente a los votantes de C's y rascarle votos a Vox, que se empezó a erigir como su principal adversario dentro de su espectro político.
Para el inicio de 2020 se conformó el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos y poco después llegó la pandemia. Casado se hizo fuerte como líder de la oposición, primero sacando de la batalla a C's, que trató de dar un giro a su proyecto con la designación de Inés Arrimadas como nueva cabeza visible.
Distanciamiento con Vox
Posteriormente llegó la moción de censura al Gobierno de Vox en octubre de 2020, que significó el que probablemente sería el golpe definitivo para liderar el bloque de derechas. El PP marcó las distancias con los de Abascal y Casado, a pesar de la dificultad de su papel, lo desempeñó con éxito, saliendo reforzado de un acto en el que se jugaba mucho más de lo que parecía, a pesar de restarle importancia desde un primer momento.
Para finales de 2020, las políticas de Sánchez y la gestión de la pandemia comenzó a pasar factura en el PSOE. Al menos, eso empezaron a reflejar las encuestas, como la de DYM, Invymark y ElPlural que situó a los de Sánchez líderes en intención de voto pero con una tendencia a la baja si se observan los resultados de 2019.
Así, los socialistas, que habían sacado el 28% de los votos en 2019, bajaban hasta el 26,85, al mismo tiempo que los de Casado confirmaban su subida de casi el 3% al registrar una intención de voto del 23,7% (frente al 20,8 que obtenido en los comicios de finales de 2019).
Una tendencia mucho más positiva en otros sondeos, como el registrado por SigmaDos para Antena 3, que situó a los populares en torno al 25,5% de los votos en detrimento de Vox, perjudicado tras la moción de censura y que obtendría, según esa encuesta, el 13,4%. Sin embargo, para esta consultora, los de Pedro Sánchez también se verían reforzados, obteniendo un 0,5 más en intención de voto.
Pero desde entonces mucho ha llovido y, sobre todo, mucho ha ocurrido en el mapa político nacional. Los comicios en Cataluña y Madrid, unido al dominó que dio comienzo con la moción de censura promovida por Ciudadanos en Murcia, han terminado por dar un vuelco a los sondeos.
Alternativa a Sánchez
De esta manera, y por primera vez desde 2018, el PP parece confirmar su tendencia y presentarse como una alternativa real al PSOE a los ojos de los votantes españoles. Al menos, así lo reflejan tres de las primeras encuestas posteriores a la arroyadora victoria de Ayuso en la capital de España.
Atendiendo al panel de SigmaDos para El Mundo, que analiza mensualmente la opinión del electorado, Pablo Casado conseguiría un 30,2% de los votos, lo que supondría su asentamiento definitivo como alternativa de Gobierno ante un PSOE que se situaría casi cinco puntos por debajo, con un resultado del 25,7% en intención de voto después del batacazo en las urnas de la capital, que situó a los socialistas por detrás de Más Madrid.
Resultados similares a los registrados por el barómetro de LaSexta realizado por el Instituto Invymark, que refleja que los españoles empiezan a ver al Partido Popular como una mejor opción para el Gobierno de la nación. El 27,3% de los encuestados piensan votar a la formación de Casado, que superaría por la mínima a un PSOE a la baja al que solo votarían el 26,7%.
Por último, según NC Report, la diferencia entre Sánchez y Casado sería todavía más ajustada, aunque la balanza se decantaría del lado del popular, con un 26,9% de los votos frente al 26,1.
Sin embargo, las cosas aún pueden cambiar mucho hasta las generales de 2023 (salvo sorpresa), por lo que los próximos meses serán vitales de cara a analizar la evolución de los partidos, de sus candidatos y la opinión de lo votantes. A pesar de esto, Casado parece que se asienta como una alternativa que, por el momento, convence a una ciudadanía cada vez más crispada, adelantando en los sondeos por primera vez a un Pedro Sánchez que sigue con una tendencia contraria a la del líder de los populares, cada vez más a la baja y con peor valoración.