Casado no espera nada de la reunión de Sánchez, pero tampoco hará concesiones
Tanto la dirección del partido, como los barones populares, consideran que el socialista los utiliza como atrezzo de su obra
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Pedro Sánchez ha tardado más de un mes en llamar a Pablo Casado. De hecho, ni siquiera lo ha hecho él mismo. La convocatoria a esa reunión de mañana se ha hecho a través de sus respectivos equipos. En este tiempo, el candidato y el líder popular han tenido ocasión de saludarse un par de veces. Una en el Palacio Real, la otra en la recepción del día de la Constitución, pero apenas han cruzado unas breves palabras de cortesía.
En Génova se sienten despreciados por el presidente en funciones y esa actitud les ha hecho, en parte, reafirmarse en su postura de no dar a Sánchez ningún tipo de oxígeno, más alla del que sea necesario para garantizar la unidad de España y la defensa del Estado de derecho. Sobre todo, porque el líder socialista ya dejó claro pocas horas después de las elecciones que su opción pasaba por virar a la izquierda y conformar un Gobierno que, dada la aritmética electoral, tiene que contar sí o sí con la aquiescencia de los independentistas.
Así las cosas, las perspectivas con las que Casado acude mañana a esa cita en el Congreso son nulas. Tanto la dirección del partido, como los barones populares, consideran que Sánchez los utiliza como atrezzo de su obra. El candidato, piensan, quiere ganar tiempo, y va a aplicar la misma estrategia que utilizó en agosto reuniéndose con decenas de organizaciones sociales. Reuniones que sólo sirvieron a un propósito: aparecer ante la opinión pública, como un presidente en funciones proactivo, que trabajaba para forjar las mayorías que le permitieran seguir en Moncloa. En esta ocasión, lo que se busca es, apuntan, dilatar los tiempos a la espera de que Esquerra diga sí a la investidura.
Como principal partido de la oposición, el PP no se puede negar a ir a esa reunión, pero Casado se aferrará a su estrategia y, como en el chotis, no se moverá de su baldosa. Ha resistido en este tiempo las presiones para que diera gratis una investidura a Sánchez, y no va a claudicar ahora, sobre todo porque el líder socialista ya ha dejado claro que no es una persona de fiar, que miente a todo el mundo - dicen- y que les dejaría tirados en cuando se afianzara en Moncloa para cuatro años más.
En Génova eluden por ello, cualquier responsabilidad ante lo que haga el jefe del ejecutivo en funciones, y es que, como aseguran, “no se nos puede poner en la disyuntiva de, o me apoyáis, o vuelo por los aires el sistema constitucional”. El PP tiene que seguir siendo la alternativa, sostienen, a ese desastre que auguran que puede ser su gobierno.
Caso distinto es el de Ciudadanos, que tiende la mano a esa alternativa constitucionalista con Sánchez que incluya también al PP, aunque en el partido naranja son realistas y comparten diagnóstico con los populares: Sánchez ya ha elegido, y no les ha elegido a ellos. De hecho, algunos apuntan que solo ha consentido reunirse con Inés Arrimadas para despreciar a Vox. La tercera fuerza política de la cámara ha anunciado por eso que no hablará con el PSOE, con el argumento de que está negociando con los enemigos de España.