Del acuerdo de investidura al 'plantón': la escalada de tensión entre Sánchez y Rivera
Los momentos claves en los últimos años que han llevado a que el líder de Ciudadanos no quiera ni reunirse con el presidente del Gobierno
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Ciudadanos se constituyó en 2005 a partir de la plataforma cívica Ciutadans de Catalunya para dar cobijo a todos los catalanes asustados por la deriva nacionalista del PSC. Había nacido de una costilla de los socialistas catalanes y tenía un alma con un ramalazo socialdemócrata, aunque posteriormente se fueron sumando desencantados del PP. Con el tiempo, Ciudadanos llegó a ser una bisagra o un compás con un pie en el centro y el otro capaz de pivotar a derecha o a izquierda. Pero he aquí que surgió Podemos, y en la izquierda hubo multitud, así que Ciudadanos fue creciendo por la derecha. Y lo que hizo en Cataluña, lo fue haciendo en el resto de España: quitar clientela al Partido Popular.
El problema vino cuando, para frenar a los socialistas en su relación con los separatistas, hubo que pactar con Vox. Populistas, de derechas, pero populistas, como los que Ciudadanos había prometido combatir. La senda de las incoherencias y los pragmatismos tuvo que ser transitada, como le pasa a todo partido que se hace mayor y que quiere jugar en las grandes ligas. Como la de no querer nada con el PSOE cuando su propia concepción parte de una rama socialista desencantada.
Hace tres años Rivera se hacía la foto que sellaba un pacto de 200 medidas para que Pedro Sánchez fuera el presidente del Gobierno tras unas elecciones en las que el Partido Popular de Mariano Rajoy había sido la fuerza más votada en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, Rajoy no se presentó a la investidura, por lo que Ciudadanos y PSOE unieron fuerzas para intentar una alternativa que se evidenciaba improbable. Aquello ocurrió en febrero de 2016. Este lunes, 24 de junio de 2019, el ahora presidente en funciones, Pedro Sánchez, convocó al líder de la formación naranja a una reunión en La Moncloa para negociar una eventual investidura, pero Rivera ni siquiera ha acudido a las conversaciones, como sí ha hecho el presidente de los populares, Pablo Casado. ¿Cómo se ha llegado hasta este punto?
Cabe recordar que, tras la investidura fallida de Sánchez a principios de 2016, fue con el PP con el que finalmente llegó a un acuerdo Ciudadanos para hacer a Mariano Rajoy presidente del Gobierno unos meses después. Dos años después, y tras la salida y vuelta de Sánchez a su escaño, con unas primarias socialistas de por medio, el secretario general socialista anunció una moción de censura a la que Ciudadanos dijo 'no'. Dijo no principalmente porque el partido de Rivera apostaba en su lugar por la dimisión de Rajoy y un acuerdo entre los tres partidos para fijar una fecha electoral a corto plazo. Sánchez no aceptó y ganó la moción de censura con los votos del independentismo catalán y el nacionalismo vasco.
Pasaron poco menos de 6 meses hasta el momento en el que, según asegura el propio Rivera, cambió todo para Ciudadanos. La foto del presidente del Gobierno con el presidente de la Generalitat de Cataluña en el Palacio de Pedralbes, así como los 21 puntos que aseguraba Torra que había puesto encima de la mesa para apoyar los presupuestos del Ejecutivo socialista. Todo ello, sumado a la polémica surgida con la figura del relator, llevó a Ciudadanos a trazar una línea roja, no solo con los presupuestos de Sánchez, sino con el PSOE mismo que terminó en la archiconocida foto de Colón entre Ciudadanos, PP, y Vox. Un pacto que ya había dado sus frutos en Andalucía y que se perfilaba como posibilidad para las generales del 28 de abril.
Sánchez se pasó la campaña encogido de hombros con el veto de Ciudadanos y Rivera no paraba de 'tirarle los trastos' a Casado. Edmundo Bal, Soraya Rodríguez, Celestino Corbacho o Joan Mesquida son los principales nombres socialistas que la formación naranja ha 'robado' para las europeas o autonómicas. El resultado electoral pareció dar la razón a Rivera y a la decisión del Comité de Ciudadanos de no pactar con Sánchez, una táctica que el líder del partido ha mantenido durante estas semanas a pesar de la presión de algunos barones. Una presión reforzada por la salida este lunes de Toni Roldán y Javier Nart. Todos ellos abogan por un pacto de gobierno entre PSOE y Ciudadanos. ¿La respuesta de Rivera? No quiere ni ver a Sánchez.