Arrimadas extremadamente molesta por el cerrojazo de Feijóo en Galicia

El acuerdo de PP y Ciudadanos para confluir juntos en coalición en el País Vasco puede empezar y acabar aquí. Los populares se han cerrado en banda a aplicar un modelo similar en Galicia.

A lo máximo que llegan, es a ofrecer integrar en sus propias listas a algunos representantes de Ciudadanos, una fórmula que no convence a los de Arrimadas porque entienden que acabaría con su autonomía. Sería, dicen fuentes del partido de manera muy gráfica, “como si nos absorbieran como un flan”, por eso mantienen su intención de presentar sus propias candidaturas en esa comunidad. Desde el PP, sin embargo, recuerdan que los naranjas son inexistentes en su feudo gallego, y que tendrían que tener en cuenta que esa oferta les daría una representatividad que ahora no tienen, y algún puesto, si vuelven a ganar las elecciones.

Cs esgrime como argumento de fuerza que Fraga perdió la mayoría absoluta por solo once mil votos, y advierte a Feijoo, que, si la historia se repite por haber rechazado su alianza, tendrá que dar muchas explicaciones a los gallegos y a los españoles.

Los naranjas plantearon, de entrada, un órdago: o el acuerdo incluía a Cataluña, Galicia, y País Vasco, o no habría acuerdo. Al final, los naranjas han tenido que ceder en esta comunidad y aceptar una coalición que estará encabezada por Alfonso Alonso, y en la que se garantizarán puestos de salida en las provincias de Álava y Vizcaya. José María Espejo Saavedra justificaba esa marcha atrás porque “la negativa de Feijoo no tenía por qué perjudicar a los constitucionalistas vascos”.

Ciudadanos, no olvida, eso sí, la afrenta, y se prepara para la siguiente batalla: la de negociar una coalición con Cataluña. Fuentes del partido amenazan con aplicar aquí el mismo baremo que les han aplicado en Galicia. Es decir, amenazan con ofrecer, simplemente a los populares, que se integren en sus listas. Lo hacen, además, con un argumento: el PP solo pudo entrar en el parlament porque superaba el tres por ciento de los votos (en Galicia, el corte es del cinco por ciento). El problema es que Cs hace sus cálculos cogiendo como referencia los resultados de las últimas autonómicas, donde fueron primera fuerza política, pero las encuestas apuntan que, esta vez, conseguiría muchos menos escaños, sobre todo porque el carisma de Lorena Roldán no es el que tenía Inés Arrimadas; y porque el popular Alejandro Fernández consigue atraer en ocasiones con más fuerza la atención de los medios.

En el PP entienden que Arrimadas se encuentra entre la espada y la pared, y que las negociaciones hubieran sido más sencillas si hubiera obtenido ya el liderazgo de su partido.