Más de cien días de bloqueo y Sánchez sigue presionando a PP y Ciudadanos en busca de la abstención
El Rey tiene previsto realizar una ronda de consultas antes del 23 de septiembre, fecha en la que disolverían las Cortes
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Más de cien días después, lo único claro en el panorama político actual es que no hay nada claro, y eso que, nada hacía presagiar la noche del 28 de abril, después de conocerse el resultado arrojado por las urnas, que iba a ser tan complicado conformar un Gobierno. Pedro Sánchez ganaba con mucha distancia sobre un PP que se había desmoronado y tenía dos opciones para llegar a algún tipo de acuerdo: conformar un ejecutivo moderado llegando a un pacto con Ciudadanos; o echar mano de sus socios de la moción de censura.
Albert Rivera se negó de manera tajante a hablar con Sánchez con el argumento de que cumplía así con su promesa de campaña. Y es que, en el fondo, el presidente de la formación naranja aspira a ser el líder de la oposición, a encabezar una alternativa al PSOE, y no puede, por ello ser, lo que llaman “su muleta”.
Las negociaciones con Podemos encallaron cuando el líder socialista vetó la presencia de Pablo Iglesias en Su Gobierno. El líder de los morados dio un paso al lado, pero lanzó su propio órdago y puso sobre la mesa unas exigencias que fueron inasumibles para el PSOE, que le había ofrecido a cambio cuatro ministerios, pero que se había opuesto, por ejemplo, a dejar en sus manos las carteras de Defensa, Interior, Hacienda, Trabajo, o Exteriores. El final de este duelo, pues, fue inevitable, la investidura de Sánchez fracasó.
El líder socialista ha intentado en este mes de agosto una nueva estrategia: presionar a Podemos, de manera indirecta reuniéndose constantemente con asociaciones de corte progresista, de eso que llaman “la sociedad civil”, lo que los morados consideran siempre “la gente”. Pero los de Iglesias se mantienen inasequibles al desaliento.
Han echado el cierre por vacaciones, e ignoran por completo cualquier tipo de presión. Sánchez cambiaba además el paso en las últimas horas y pasaba de no criticar a Podemos, a admitir abiertamente que no confía en Iglesias, y que ya no cabe la fórmula de coalición, sino un acuerdo programático o de legislatura donde apoyen al PSOE desde fuera. Pablo Echenique le respondía tirando de ironía y preguntándose si esa desconfianza era hacia el partido que le hizo presidente y que respaldó sus fallidos presupuestos. El negociador morado le instaba por ello a través de twitter a “trabajarse los apoyos” y a no buscar excusas.
El Ejecutivo aprovecha, además, para seguir presionando a PP y Ciudadanos con el argumento de que no pueden bloquear la gobernabilidad del país, y de que tienen que abandonar sus intereses partidistas, pero el pacto de los socialistas en Navarra, que ha salido adelante con la abstención de Bildu, hace imposible, dicen en estas dos formaciones dar su “sí”, o su abstención al PSOE.
En el Partido Popular han querido además poner nerviosos a la Moncloa esta semana con dos propuestas: una conocida; la otra nueva: una, que los socialistas se abstengan en una investidura de los constitucionalistas encabezada por Pablo Casado; y dos, que Sánchez dé un paso al lado, y sea otro el socialista que intente formar Gobierno. Aunque esta opción tampoco garantizaría ni siquiera la abstención de los populares. Y el PSOE, claro, se ha negado en redondo, a cualquiera de las dos.
El Rey tiene previsto realizar una ronda de consultas antes del 23 de septiembre, fecha en la que disolverían las Cortes, aunque, si no hay ningún candidato que pueda reunir los apoyos suficientes para formar un Gobierno, volveremos de nuevo a las urnas, una opción más que factible en las últimas horas. Pero no hay que olvidar lo que decía el ex- primer ministro británico Lloyd George: “las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel”.