¿Quién está detrás de la incesante llegada de emigrantes a Canarias?
Algunos de los inmigrantes son víctimas de dos, tres o cinco redes de mafias hasta alcanzar el lugar de embarque o de dar el salto a Europa
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El magnífico estado de las aguas del Océano Atlántico se ha convertido en el mejor regalo para las redes de la inmigración desde el pasado mes de junio. Lo normal es que la mejor época para la navegación en Canarias sea durante el último trimestre del año. Esa bonanza del mar, dicen a COPE todos los medios conultados en las islas, ha disparado el número de llegadas por encima ya de las 14.000, todo un récord que hace mirar hacia la crisis de los cayucos del año 2006, con más de 30.000 inmigrantes.
Ante la presión policial - también en los puertos marítimos de origen, donde hay desplegados Policías y Guardias Civiles que trabajan estrechamente con las autoridades locales - impacta el modo criminal en el que embarcan hasta cerca de 200 personas en un cayuco de madera a media distancia de la costa senegalesa. Hasta allí los transportan previamente en grupos reducidos de cinco, diez o quince, agazapados y escondidos en el interior de barcos pesqueros que también cobran de la red, según nos cuentan responsables de la Guardia Civil en Canarias. Previamente el inmigrante abona a la organización 2000 euros o más. A uno de ellos les entregan un gps con la ruta y combustible para la travesía. Así los echan a la mar en travesías, con frecuencia, de más de una semana de duración.
España intenta reforzar esa colaboración en los países de origen. Mauritania está haciendo un esfuerzo especialmente destacado en las últimas horas. Ha vuelto a acoger vuelos de devolución; este mismo domingo, nos cuentan fuentes policiales, interceptó junto a sus costas una embarcación que se dirigían hacia Canarias con 25 ocupantes. Aseguran estas fuentes que se esta interceptando en torno al 15% de las salidas, un porcentaje menor pero que tiene su importancia dados los escasos recursos y medios con los que cuentan estos países.
Crece en las últimas fechas la afluencia de ciudadanos marroquíes, suele hacerlo en embarcaciones mas pequeñas, en pateras o neumáticas. Incluso se registran llegadas que escapan a las propias organizaciones mafiosas, como es el caso de dos amigos que robaron una pequeña barca de pescadores en el puerto de Tarfalla (Marruecos) y arribaron poco después a las costas de Fuerteventura.
En patera con pasaporte
Marroquíes son también algunos inmigrantes que están llegando últimamente a las islas provistos de documentación personal, pasaporte “y hasta un fajo de billetes” entre sus pertenencias. Así lo cuenta a COPE José Luis Guedes, del Sindicato Unificado de Policía en Las Palmas. Tras pasar por el control reglamentario de las 72 horas, algunos de ellos tienen la capacidad de movimiento y los medios para “buscarse un billete y viajar a la península por su cuenta”. Este dato, atribuido por el sindicato policial a “trabajadores del puerto y del aeropuerto de Gran Canaria", lo corrobora a COPE un mando de la Guardia Civil en el archipiélago.
Las redes “suelen trabajar varios palos” (trafico de personas, drogas, armas), nos dice un oficial de la benemérita. “Buscan el beneficio económico fácil, les da igual la mercancía”. Otras están especializadas en un sector, la inmigración. Como ejemplo de lo primero se ha detectado en esta avalancha de pateras embarcaciones que escondían medio centenar de kilos de hachis entre una veintena de inmigrantes. Ocurrió así hace unos dias en Lanzarote. También se ha dado el caso de dos o tres neumáticas con pasajeros, que hacían de señuelo para la guardia civil y, mientras, otra embarcación aprovechó para colarse con 500 kilos de droga. Para ello suelen estar al tanto de aquellos puntos no controlados por el Sistema Integral de Vigilancia Exterio (SIVE).
Las importantes restricciones impuestas a estas redes de entrada de inmigrantes por parte de países del sur de Europa como Grecia e Italia, incluso por el refuerzo de los controles en el Estrecho, ha contribuido a derivar la presión hacia las Islas Canarias, según las fuentes policiales consultadas. Las víctimas, nos cuenta un especialista en información sobre estas redes en la Benemérita, pagan a veces a la organización criminal en su país de origen, a miles y miles de kilómetros de la costa africana. En otras ocasiones son víctimas de dos, tres o cinco redes hasta alcanzar el lugar de embarque o de dar el salto a Europa. Algunas de esas travesías duran más de dos años.