Un repaso a la política migratoria de la Unión Europea
La crisis del 'Aquarius' ha puesto en evidencia a una Unión Europea incapaz de coordinarse para resolver la crisis migratoria
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La crisis del 'Aquarius', el barco que transportará a los 629 inmigrantes que flotan en el mediterráneo hasta las costas valencianas, ha puesto en jaque a la Unión Europea. Después de que Italia cerrara sus puertos y se negara a acogerlos, las autoridades europeas han decidido incluir un “pequeño” debate en la sesión de control del Parlamento Europeo este miércoles.
Pero, ¿es esta la solución? ¿Cómo ha funcionado la política migratoria del organismo que debe poner soluciones definitivas a esta crisis humanitaria?
El tratado de Ámsterdam, firmado en 1997, establecía los tres ejes de la política europea sobre la inmigración: la política de control, la de inmigración y la de cooperación al desarrollo. La primera intenta reforzar los mecanismos de los países para evitar la entrada de inmigrantes en sus fronteras. La segunda pretende integrar a aquellos inmigrantes que han decidido quedarse en los países europeos.
La tercera intenta proporcionar recursos a terceros países, focos de emigración, a cambio de favores: colaboración en la retención de emigrantes en sus fronteras o la deportación a otros países africanos o del Medio Oriente.
Estos tres han sido los pilares básicos que han guiado a la UE hasta 2015, año en el que los flujos migratorios aumentaron de forma alarmante. Hasta un millón de personas entraron en Europa y pidieron asilo político.
Tal fue la gravedad de los hechos, que la UE tuvo que echar mano de la política de cooperación al desarrollo para pedir a Turquía que acogiera a los inmigrantes que llegaban a a las costas griegas. Pero también se contemplaron otras medidas.
El Reglamento de Dublín es el documento base que regula las relaciones de todos los países del espacio Schengen en cuanto a las peticiones de asilo.
Fue firmado en 2013, tras revisar el reglamento antiguo, y establece que un Estado miembro no podrá transferir un inmigrante a otro país que pueda darle un trato “inhumano”. Además, recoge las circunstancias que tiene que cumplir un inmigrante para evitar ser deportado a su país de origen
.La UE comenzó a trabajar codo a codo con cinco países clave de origen y de tránsito en África (Etiopía, Mali, Níger, Nigeria y Senegal). A día de hoy, la cooperación de la UE con Níger está ayudando a reducir el flujo a través del Sáhara, mediante la financiación para apoyar el autoempleo en las zonas de tránsito y seis centros para migrantes vulnerables, así como el apoyo práctico de la UE sobre el terreno para ayudar a combatir el tráfico y la trata de seres humanos.
Además, se acordó la creación de una Guardia Europea de Fronteras y Costas, enviada a puntos críticos de países europeos como Italia y Grecia, entrada de inmigrantes desde el Mediterráneo. Su objetivo era dar apoyo a los sistemas policiales de cada Estado, con un grupo de 1.515 agentes que los instruirían sobre cómo investigar y registrar en el censo a los inmigrantes.
La política de reestructuración que aprobó la UE en 2017 permitió que algunos de ellos, retenidos en puestos fronterizos en la costa del Mediterráneo, se desplazaran a otros territorios del continente. España se comprometió a recoger 17.387 refugiados, pero a fecha de junio de 2018 ha llegado una cantidad ínfima: 1.212.