Sánchez reduce toda exposición en la gira por CCAA tras los abucheos en Navarra

Esta situación intensifica el blindaje del Presidente a su paso por La Rioja

Sánchez reduce toda exposición en la gira por CCAA tras los abucheos en Navarra

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Un par de horas sobre el terreno, tiempo justo para dejar unos cuantos anuncios, y poco más. Ha sido, a grandes trazos, el resumen de la presencia este viernes de Pedro Sánchez en La Rioja.

La gira por distintas comunidades autónomas sigue sirviendo al presidente del Gobierno para poner su rostro al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia resolviéndose con unas visitas relámpago y su imagen en una televisión de plasma. Sánchez ha certificado de nuevo la validez de la estrategia hasta ahora desplegada por su equipo y hasta la ha excedido en La Rioja.

El lugar escogido en esta nueva ocasión para difundir su plan ha sido el Museo Würth de arte moderno. Un marco idóneo para eludir cualquier contratiempo. En un polígono industrial, a las afueras de Logroño, pegado al aeropuerto, a menos de 5 kilómetros de distancia del Falcon en el que el jefe del Ejecutivo se desplazó desde Madrid.

Pedro Sánchez fue recibido a la entrada del museo por la presidenta riojana, Concha Andreu, para, tras saludar a consejeros autonómico y admirar la exposición de obras contemporáneas, desplegar su comparecencia retransmitida en directo vía satélite, además de por streaming y las redes sociales. La prensa ya estaba sobre aviso de que la situación sanitaria y las normas locales impedían el acceso al acto de medios gráficos y de redactores. La Moncloa tenía su asidero.

Sin embargo, el escenario elegido traslució toda una vuelta de tuerca al blindaje de Sánchez después de haber sido recibido la semana pasada a su llegada a Pamplona con gritos tales como “Gobierno dimisión” o “Sánchez traidor” mientras, a las puertas del Palacio de Navarra, los periodistas lanzaban preguntas sobre el respaldo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado. Que el jefe del Ejecutivo ignoró en su posado con la presidenta foral, María Chivite.

Una luz roja se encendió en ese momento imponiendo regresar a la huida absoluta de la calle. Más aún cuando estos últimos días siguieron siendo convulsos, de desgaste, para Sánchez que arrastró la entente con los herederos de Batasuna, pero, además, hubo de añadir el clamor en contra de la ley Celáa de Educación o el caos migratorio en las Islas Canarias. Un suma y sigue rematado por la sucesión de choques con Unidas Podemos, sus socios de coalición.

Con el tablero patas arriba, el entorno de Pedro Sánchez parece haber hecho más suyo que nunca aquello de “quien evita la ocasión evita el peligro”.