Monasterio de Tentudía, donde la Virgen detuvo el sol
Es un hecho histórico que las tropas cristianas, como en tantos lugares durante la ocupación árabe, combatieron aquí contra los árabes y también que consiguieron derrotarlos
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"El sol se detuvo en el horizonte y se mantuvo, inmóvil, alargando el día hasta que las tropas cristianas alcanzaron la victoria".
Eso es lo que, según la leyenda, ocurrió en la sierra extremeña, a medio camino entre Badajoz y Sevilla hacia mediados del siglo XIII, en las proximidades de Calera de León, cuando las tropas cristianas combatían bravamente para ganarle terreno a los sarracenos invasores y justo en el lugar en el que hoy se encuentra el Monasterio de Tentudía, un lugar emblemático para los Caballeros de la Orden de Santiago, en el que reposan los restos de varios de los Maestres de la Orden, entre ellos, los del Capitán Pelayo Pérez Correa, el maestre y capitán que mandaba las tropas cristianas en ese día legendario que convirtió este lugar en centro de peregrinaje.
Es un hecho histórico que las tropas cristianas, como en tantos lugares durante la ocupación árabe, combatieron aquí contra los árabes y también que consiguieron derrotarlos de manera milagrosa.
Dice la leyenda que la oscuridad de la noche era aliada de los sarracenos porque les permitía estar emboscados y atacar sin ser vistos y, por eso, cuando el día empezaba a declinar, el Capitán Pérez Correa, conocedor de la desventaja y el peligro que se cernía sobre ellos, invocó a la Virgen, rogando: "Santa María, detén tu día", un ruego que Lope de Vega refleja con genial maestría en su obra “El sol parado·”:
… “Madre y Virgen ahora y siempre,
detén, Señora, tu día,
que mandar al sol bien puedes,
que tiene a los pies la luna,
y tanta estrella en la frente.
Cristo, por cuya fe santa
no hay aquí quien no profese
defendiéndola morir,
haz que el sol su curso cese…”.
Dicen que, nada más concluir el ruego del capitán, el día se detuvo y que el sol se quedó fijo en el mismo lugar hasta que las tropas cristianas consiguieron la victoria. Sólo entonces, el astro rey se dejó caer por el horizonte para que las sombras de la noche contribuyeran al descanso de los guerreros.
Cuenta Lope de Vega que el capitán, conmovido por aquel milagro, decidió que, en ese mismo lugar, se levantara una ermita en honor a Santa María de Tentudía (detén tu día).
“Todo el tiempo que ha durado
al pie de esta fuerte sierra
la confusión de la guerra,
hemos visto el sol parado.
Virgen, vuestro santo día
mereció tan raro ejemplo;
aquí he de labrar un templo
llamado Detén tu día,
por memoria de esta hazaña…”.
Pasado el tiempo, aquel pequeño templo fue creciendo de la mano de los Caballeros de Santiago, hasta convertirse en el monasterio fortificado que hoy nos recibe en lo alto, destacando entre bosque de encinas y con los ríos Ardila y Bodión discurriendo a sus pies.
El maestre y capitán Pelayo Pérez Correa, que murió en Uclés y fue enterrado inicialmente en Talavera de la Reina, descansa aquí por decisión de los Reyes Católicos que ordenaron su traslado, bajo el manto de la bellísima imagen de Santa María de Tentudía, una imagen que sale en procesión cada 15 de agosto para, recorriendo los caminos y la tierra que ayudó a proteger, bajar a Calera de León, donde permanece hasta el 8 de septiembre fecha en la que vuelve a su monasterio, el lugar donde hizo que el sol se detuviera para ayudar a las tropas cristianas y llevarlas a la victoria.