Cs hace frente a las presiones: así ha sobrevivido Rivera a su peor semana

El líder de la formación naranja ha sufrido la crítica interna pero también la mediática para forzarle a pactar con Sánchez

Cs hace frente a las presiones: así ha sobrevivido Rivera a su peor semana

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Rivera resiste dentro de un vendaval de presiones para ceder ante Sánchez y facilitar su investidura. Su veto al líder socialista, que bloquea la oportunidad de constituirse un Gobierno en España, ha removido más que nunca las aguas de la formación naranja, que en las últimas semanas se ha visto sacudida por crisis internas, titulares agresivos en su contra y encuestas con resultados precocinados con el único objetivo de desestabilizar al partido. 

La negativa del partido de Albert Rivera a pactar con el PSOE, un acuerdo que si se llegara a producir contaría con el respaldo del 42'2% de los votantes de Ciudadanos (siempre según el Centro de Investigaciones Sociológicas dirigido por el socialista Tezanos), ha provocado una fractura dentro de la cúpula del partido, visible en la dimisión del hasta entonces portavoz económico de Ciudadanos y número dos por Barcelona, Toni Roldán, que abandonaba el partido el pasado lunes 24 de junio con unas contundentes declaraciones: “No me voy por que yo haya cambiado, sino porque Ciudadanos ha cambiado”. Pero la renuncia de Roldán no fue la única que se produjo ese mismo lunes, ya  que horas más tarde, uno de los fundadores del partido, el eurodiputado Javier Nart, se unía a la decisión tomada por Roldán al renunciar a seguir formando parte de la ejecutiva del partido. No obstante, Nart mantendrá su puesto como diputado del Parlamento Europeo hasta el final de la legislatura. La ruptura con Manuel Valls en Barcelona tras su apoyo a Ada Colau y los continuos rifirrafes que ha mantenido con el presidente francés Emmanuel Macron, son otros de los impactos provocados en la línea de flotación de Ciudadanos. 

Todos los miembros del gobierno en funciones han aprovechado esa debilidad interna para arrancar el compromiso de una abstención que dejaría a Sánchez como inquilino de la Moncloa cuatro años más. "España no se puede parar", declaraba Sánchez este fin de semana en la cumbre del G-20 en Japón, acusando a Cs pero también al PP de "bloquerar la voluntad mayoritaria expresada en las urnas". Sin embargo, Sánchez no ha ofrecido nada a Rivera y a Casado que pudiera forzar la posible deseada abstención. Aún así, lo que ha dejado claro Rivera es que con Sánchez no tiene nada de qué hablar y menos aún qué pactar.

Los principales diarios han atizado duramente contra Cs por su postura. El País señalaba en un reciente editorial que “el ensimismamiento del que son víctimas Rivera y los dirigentes que lo apoyan les impidió ver que, cuando menos, no era el momento. Durante el fin de semana, Vox se ha prodigado en groseras descalificaciones machistas a una ministra (…) Cabe preguntarse, no obstante, el porqué de su empeño en exponer todo un país al oscurantismo de sus innecesarios aliados”. En el mismo diario, Francesc de Carreras aseguraba que "el joven maduro y responsable Rivera se ha convertido en un adolescente caprichoso". El profesor de Derecho Constitucional y fundador de Ciudadanos acusaba al presidente del partido de "priorizar los supuestos intereses de partido a los intereses de España", y le pedía que rectificara y buscara un pacto con Pedro Sánchez. 

Arcadi Espada, en "El Mundo" señalaba que era difícil saber "en qué momento exacto un hombre o una organización pierden el contacto con la realidad. Y mucho más señalar las razones de la desconexión. Por desgracia para mí, y 4.136.599 españoles más, Albert Rivera no es el presidente del Gobierno. Ni lidera la oposición. Qué duda cabe que hubo un momento en que esto pareció probable”. 

Por si fuera poco, las presiones también llegan desde fuera. The New York Times publicaba esta semana un artículo donde definía a Ciudadanos como uno de los ocho partidos más centrados del espectro político occidental, junto a partidos como el SPO (Austria), Centerpartiet (Suecia), SFP (Finlandia), Socialdemokraterne (Dinamarca), el Partido Socialista (Portugal) y el PCP (Portugal).

Un partido de centro, al que algunos denominan partido bisagra, por sus acercamientos a uno u otro lado, y que tras catorce años de vida parece haber escogido un rumbo fijo. La operación orquestada parece clara. "¿Cuántos Manuel Valls, Toni Roldán, Javer Nart y desmentidos de Macronhacen falta para que recapacite?", se atrevió a decirle el ministro en funciones a Rivera. De momento, Cs aguanta la presión. 

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