El independentismo desprecia los indultos e ignora la "concordia" de Pedro Sánchez
Mientras desde Moncloa se defiende la medida de gracia como la antesala de la concordia y del diálogo, desde el lado secesionista se menosprecia constantemente a modo de presión
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mientras el Presidente del Gobierno defiende a capa y espada los indultos a los políticos presos por su implicación en el proceso secesionista de Cataluña, escudándose en que la medida de gracia se aplicará por el bienestar social y por la convivencia, los que serían los máximos beneficiados por esta medida parecen hacer oídos sordos a Moncloa
Al menos, eso dejan entrever tanto con sus actos, como con sus palabras, que lejos de respaldar la criticada benevolencia de Sánchez, la menosprecian constantemente.
Si la ausencia de arrepetimiento o de algún gesto que muestre unas supuestas buena sintenciones por parte de los líderes del independentismo catalán ya había levantado suficiente polémica, la actitud de los participantes en los actos de 1 de octubre de 2017 continúa echando más leña a un fuego que parece difícil que se apague, por mucho que desde Moncloa se defienda un diálogo con el que llegar a puntos en común entre unos y otros.
Para muestra, un botón, ya que el último desplante ha ocurrido esta misma mañana en un acto en el que Pedro Sánchez congregó a más de 300 personalidades de diferentes entidades y organizaciones catalanas en el Liceu de Barcelona para defender su proyecto de futuro para España, que pasa por los indultos a los políticos del procés.
Acto del que se han borrado tanto el presidente de la Generalitat, Père Aragonés, como otros líderes del independentismo, como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, o el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, que fue especialmente crítico con Sánchez vía Twitter, declinando la invitación bajo el lema "Indultos sí. Propaganda no".
Invitación que tampoco aceptó el ex presidente inhabilitado Quim Torra, que también vía Twitter lanzó un mensaje envenenado para acompañar a su declinación, acusando directamente al líder socialista, comentando que "Don Pedro, no asisto nunca a los actos de propaganda del paternalismo colonial de su gobierno español", criticando la manera de actuar del líder de Moncloa, al que acusa de tratar a Cataluña como si de una colonia se tratase.
No es suficiente
Así, las voces del movimiento secesionista parecen lejos de apoyar a Pedro Sánchez, puesto que ellos defienden la amnistía frente al indulto, ya que creen que con este segundo, el líder socialista conseguiría un lavado de cara tanto nacional como internacional.
Por ello, han quitado importancia a una medida de gracia que, salvo sorpresa, saldrá adelante de igual manera.
Así lo hizo el exiliado Carles Puigdemont, que afirmó que la liberación de presos no era un triunfo, calificando a la medida como "autoindulto" de Sánchez de cara a Estrasburgo y criticando, precisamente, el acto del Liceu, diciendo que "en el Liceo se puede escuchar ópera, incluso hacer teatro, pero para enviar un mensaje político al pueblo de Cataluña se debe ir al Parlament".
También desde sus socios de ERC, por muy distintos que sean, han atacado los intentos de concordia de Pedro Sánchez en más de una ocasión. La más reciente fue la protagonizada por Oriol Junqueras, quien pese a no criticar la decisión, sí comento que “es un triunfo en el sentido de que demuestra algunas de las debilidades de los aparatos del Estado”, urgando un poco más en una cuestión cada vez más compleja.
Del mismo modo, el presidente de Òmnium Cultural, el también condenado Jordi Cuixart, también ha atacado duramente la medida de gracia, defendiendo que los indultos no servirán para solucionar ningún problema y aventurándose a afirmar que serán "el preludio de la derrota de España en Europa".
Y estos son solo los ejemplos más recientes de una gran serie de desplantes del independentismo hacia Moncloa, a pesar del intento por acercar las posturas.
Unas intenciones que ya se dejaron ver en su día cuando Pere Aragonès, que no tenía tan claro ser el líder del Govern, ninguneaba a un Salvador Illa que había resultado ganador de las elecciones autonómicas y que, desde su postura, trataba de trasladar el mensaje del Gobierno de España mucho antes del estallido del tema de los indultos.