Informe COPE: ¿Qué hemos aprendido 20 años después?

¿Es posible otro 11-M? La Policía mantiene abierta la carpeta del 11-M pendiente de los flecos: huidos y huellas por identificar.

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Juan Baño analiza con expertos si es posible otro 11-M en España y qué hemos aprendido del atentado

Juan Baño

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¿Estamos hoy mejor preparados ante la amenaza yihadista?, ¿hay un antes y un después del 11-M en la lucha contra el terrorismo?

La coordinación policial y, sobre todo, la cooperación internacional son los elementos clave que se han reforzado desde la masacre de Madrid.

La Policía busca restos tras la masacre del 11-M

“Era mi tren. El que cogía cada día cuando vivía en San Fernando de Henares y para ir a ver a mi novia, hoy ya mi mujer”. Lo recuerda el policía, 20 años después, sentado en su despacho del Complejo Policial de Canillas (Madrid).

Aquel 11-M estaba destinado en Barcelona. Hoy es jefe de servicio de las investigaciones anti yihadistas en el buque insignia de la lucha urbana contra este tipo de terrorismo.

“Trabajamos 24 por 7”, le gusta decir para descartar un sólo respiro ante una amenaza que, asegura, está muy viva. “Tanto Al Qaeda como DAESH nos incluyen siempre entre sus objetivos”.

Después de 193 muertos y 1871 heridos es difícil dar “carpetazo policial”, a pesar de que una sentencia de la Audiencia Nacional, corregida en casación por el Tribunal Supremo, ya condenó a los 18 implicados en la matanza.

Quedan “flecos” del mayor atentado perpetrado hasta ahora en Europa. Media docena de integrates de aquella trama terrorista (la célula pudo rondar la quincena) lograron escapar. Son los huidos.

La coordinación policial y, sobre todo, la cooperación internacional, seriamente reforzadas después de la masacre de Madrid, mantienen vivas las búsquedas. “Incluso, cuando se publica una muerte, a no ser que tengamos la certeza de que ha sido así, se mantiene activa la orden internacional”, advierte este jefe policial. “Hay algunas fotos de cadáveres que hasta sonríen. No podemos fallar en eso”, sentencia. Entre los huidos menciona a Mohamed Alfallah (dado por muerto en Irak en 2005), Mohamed Bel Jadj, Said Berrah o el argelino Daoud Ouhnane.

Rastros de ADN y huellas digitales de aquella mañana esperan ser identificadas a día de hoy en los departamentos científicos de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Centenares de huellas fueron extraídas de las viviendas de los investigados (sobre todo del piso de Leganés, donde se suicidaron el 3 de abril de 2004 siete de los terroristas).

También en la casa de Morata de Tajuña, en Madrid (donde trasladaron el explosivo de Mina Conchita, en Asturias, y prepararon las 13 bombas que colocaron en los 4 trenes a su paso por la estación de Alcalá de Henares).

Muchísimos libros coránicos fueron revisados pagina a pagina”. El rastro dactilográfico se encuentra almacenado. “Cada vez que alguien es detenido y es huellado, se coteja la huella con esa base de material dubitado por si coincidiera. En los últimos años ha coincidido en 3 ocasiones”, nos desvela el responsable policial en antiyihadismo.

Policía y bomberos retiran cuerpos tras el atentado del 11-M

Tras el hallazgo, la policía comunica el dato al juez y se inicia un procedimiento en el que se estudia el perfil del individuo y sus contactos por si tuviera alguna relación con aquellos hechos trágicos.

Ninguna de estas pesquisas, nos aclaran, ha dado positivo hasta ahora.

El más conocido fue la detención en 2019 en Lyon (Francia) de un marroquí cuya marca digital fue extraída de uno de los libros recogidos en el piso de la explosión. No se encontró nada más que le inculpara y quedó libre. Libros procedentes. muchas veces, de bibliotecas o mezquitas que han pasado por multitud de usuarios. En cualquier caso, la ventana de la colaboración policial, a través de la red NOTIS de Interpol, se mantiene como una puerta abierta a las novedades en esa investigación latente.

“ETA era la prioridad”

Una de las grandes carencias que puso en evidencia aquellos atentados fue la coordinación eficiente entre las propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Uno de los condenados más activos en la preparación y logística de la matanza, Rafa Zouhier, era confidente de la Guardia Civil.

Fue él quien, siendo ya manipulado (así se llama en el argot al colaborador controlado) por dos agentes (controladores) del Instituto armado, entabló amistad con el asturiano Antonio Toro en la cárcel, donde cumplían condena por delitos relacionados con la droga.

Toro le puso en contacto, según la sentencia, con Emilio Suárez Trashorras, quien sirvió el explosivo a la red yihadista. En un intento por mejorar ese intercambio de información entre cuerpos policiales se creó el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (ahora llamado Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado - CITCO -).

“La nueva yihad es global -nos dice el experto en la Comisaria General de Información (CGI ) - y por lo tanto también la lucha contra el yihadismo. Un atentado en Bélgica se ha podido preparar en Turquía. Exige una coordinación internacional que ya está siendo clave. Poco que ver con lo que había hace 20 años. "A esto se suma la colaboración ciudadana: hay cauces de comunicación con la Policía que garantizan el anonimato. Se investiga todo. No paramos hasta que la alarma se desactiva. Nuestra palabra es Anticipación”, resume el agente.

La reforma legislativa de 2015, con la incorporación del adoctrinamiento y la autocapacitación como delitos, ha sido decisiva en este combate.

A esto se suma la expulsión administrativa, otro arma que, en ocasiones, queda recogida en la propia sentencia. Además, la incorporación de nuevos métodos de investigación muy novedosos, recogidos en el nuevo texto de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, acerca nuestro cuerpo legal a la necesidades para combatir este nuevo terrorismo, donde la línea que separa la ideación de la acción puede ser mínima.

La ventaja ahora es que “hemos visualizado la amenaza”, cosa que no ocurría en 2004.

Los atentados del restaurante el Descanso en Madrid (18 muertos en 1985) o contra la Casa de España en Casablanca (33 muertos en mayo de 2003) los interpretamos entonces como “daños colaterales”, dicen otras fuentes en este combate.

El terrorismo yihadista entonces “no abría telediarios. Teníamos otra prioridad, ETA”. Creíamos que España era el puente entre Europa y el mundo árabe “y no nos iba a ocurrir algo grave”, admite uno de los máximos mandos policiales en aquel momento.

Sin embargo, afirma a continuación a COPE que “el último informe de la Comisaria General de Información de (septiembre -octubre de 2003) ya se mostraba muy sensible tras lo ocurrido en Casablanca. Se ve que la radicalidad va a más y que un posible ataque puede acercarse. A partir de entonces se puso a trabajar en Ceuta y Melilla a grupos de Información antiterrorista.

La viuda del posible autor intelectual, española, sigue huida

La hipótesis de los responsables en la lucha antiterrorista en aquel momento sobre la autoría intelectual de los atentados coincide, lógicamente, con la sentencia: Tras el 11-M está Al-Qaeda. Casi un cuarto de siglo después seguimos sin saber de forma indubitada quién fue el inspirador.

El profesor Fernando Reinares señala al marroquí Amer Azizi. Huyó de España unos años antes, en 2001, pero entronca con la célula que desmanteló la policia a partir de ese año y que dirigía Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah.

Fue la operación Dátil. Azizi llegó a ser en Pakistan, escribe Reinares, mano derecha de Hamza Rabia, jefe de operaciones externas de Al Qaeda, con Osama Been Laden de lider.

Azizi, casado con una española, fue alcanzado por un misil lanzado por la CIA. Su viuda, la española Raquel Burgos, sigue huida y, tanto ella como sus hijos, con una orden de búsqueda y captura activa, nos dicen medios antiterroristas. La mujer, añaden, ha seguido emparejándose con sucesivos cabecillas dentro de la cúpula de Al Qaeda.

Fuentes policiales en España comparten la hipótesis de Reinares y añaden otros nombres como el de Mustafa Setmariam, hispano-sirio, a quien se supone detrás del ataque yihadista más grave ocurrido en españa hasta el 11-M, el atentado contra el restaurante El Descanso.

Hay quien señala como el instigador al propio Allekema Lamari, argelino muerto entre los escombros del piso de Leganés.

La aparición con fuerza, años después de los ataques de Al-Qaeda, del DAESH (Estado Islámico), supuso una complicación más de la amenaza: “El grupo de Been Laden es más elitista, de hecho sólo la lideran egicios o saudies, afirma a COPE un experto policial.

Hace gala de un discurso más intelectual y sus acciones contaban entonces con infraestructura y logística. El discurso de DAESH es facilón. (Atentar donde puedas y con lo que puedas). De hecho muchos de sus cabecillas no saben ni escribir.”

Un nuevo 11-M: Dificil, no descartable

Lo que ocurrió aquel 11-M “es dificil que vuelva a ocurrir - afirma el responsable policial que nos atiende en Canillas -, pero no descartable. "La eficacia 100% no existe”.

Después de aquellos ataques sufrimos los atentados de Londres o los de la sala Bataclan en París. Sin olvidar los de Las Ramblas (Barcelona) y Cambrils el 17 de agosto de 2017.

Sin embargo, en el 11-M hubo una confluencia de autorías difícil de repetir. Un máximo responsable en la lucha antiterrorista aquellos años habla de tres patas: “los tradicionales” o profundamente ideologizados, algunos de ellos conectados con Abu Dahdah (El Tunecino o Jamal Zougam); el Grupo Islámico Combatiente Marroqui (Abdemajid Bouchar o Hassm el Haski) y el grupo de los delincuentes comunes, con Rafa Zuhier y otros 3 ó 4 más”.

Dice este antiguo mando que “la delincuencia comun fue “un dinamizador” clave de la célula. Son quienes, con la intervención de el Chino, se hicieron con un elemento decisivo: el explosivo.

La amenaza, hoy, es diferente.

Ya no se focaliza unicamente en la mezquita (siempre sera un referente), el locutorio, la carnicería, el gimnasio... “Ahora la pertenencia es virtual y el principal adoctrinamiento se da en las redes. Muchos hacen el juramento al califa de forma telemática”, apostilla el experto policial. El proceso de radicalización puede ser “express”. Pone como ejemplo el terrorista de Algeciras, el marroquí Hassine Kanjá, que apuñaló mortalmente en enero de 2023 al sacristan Diego Valencia. “Se radicalizó en apenas un mes”.

“No se detectan estructuras fuertes en europa. Ahora se mueven mas, son mas imprevisibles”, nos decía un especialista del CITCO. La nueva amenaza es anárquica, desorganizada, células pequeñas. En cualquier caso, el gran desafío en la lucha contra este tipo de terrorismo es “nuestra capacidad para ver aquello que nunca vimos. Hay que agotar la capacidad de sorpresa que tiene el terrorista”, concluye el agente del CITCO.

La Sagrada Familia, una obsesión del yihadismo

En el trabajo de prevención y de poder acertar quiénes, dónde y cómo nos van a atacar, aprendimos mucho del 11-M. “Fue un atentado contra la línea de flotación de Europa” dice el responsable de la CGI. Y eso que España es Al Andalus para ellos. “En este tipo de terrorismo el simbolismo es importante: la iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona la han convertido en referencia del cristianismo y de Occidente”, añade el agente.

La Sagrada familia

Fechas señaladas de la cristiandad están marcadas en rojo para los operativos antiterroristas: Semana Nanta, Navidad...

“Cuando la gente se divierte son las peores épocas para nosotros”, dice el policía. “El propio aniversario de aquellos atentados nos lleva a un reforzamiento de las labores de ciberpatrullaje y en el control de los elementos sospechosos que tenemos en el radar. Ese trabajo preventivo es constante. Y da resultados. En estos años, desde el 11-M, se han evitado atentados, pero necesitamos silencio”.

El responsable en la lucha contra el yihadismo reconoce sensaciones inconfesables: “Hay veces que te vas a casa preocupado. No puedes decir nada, pero en la cara se te ve. Vas viendo por la calle a la gente y dices: qué feliz es vivir en la ignorancia.”

Su trabajo, y el del resto dispositivos en Policia, Guardia Civil o Centro Nacional de Inteligencia, que han convertido en una prioridad, tras el 11-M el terrorismo islamista, han permitido desde 2004 la detención de 1034 investigados en España. Somos, junto a Francia, primera referencia europea en este combate. 20 años después.

El 11-M, en cifras

Las víctimas

193 personas fueron asesinadas en las explosiones. 34 murieron en el tren que explotó en la estación de Atocha; 63 en el de la calle Téllez; 65 en el de El Pozo; 14 en el que se encontraba en la estación de Santa Eugenia y 16 en los hospitales a los que fueron trasladadas.

El 3 de abril 7 de los terroristas de la célula yihadista, al verse cercados por la Policía, se inmolaron en el piso franco que tenían en Leganés. En la explosión muere también el GEO Francisco Javier Torronteras.

Y la última víctima del 11-M: en 2014 murió una mujer que llevaba 10 años en coma.

Los autores

Por todo aquello, 29 acusados se sentaron en el banquillo. La Audiencia Nacional condenó a 21.

Más de la mitad fueron expulsados de España tras cumplir sus condenas.

Solo 3 siguen actualmente en prisión. Son Jamal Zougam y Otman el Ganaoui, condenados a más de 42.900 años de cárcel como autores materiales de los asesinatos y el minero asturiano José Emilio Suárez Trashorras a 34.715 años como autor por cooperación necesaria.

La acción policial

Desde el 11-M la Policía ha detenido a 1046 yihadistas. Una media de 52 cada año.

Durante estos 20 años se han realizado 407 operaciones contra el yihadismo (52 en 2017, año de los atentados en Barcelona y Cambrills) que se han saldado con 1.046 detenidos hasta hoy.

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