Las idas y venidas de Sánchez con Educación: Universidades ya no puede vivir sin Ciencia

Desde que es presidente, el ámbito universitario ha pasado de formar parte de un ministerio a tener el suyo propio y coordinarse con el que ocupaba antes

Las idas y venidas de Sánchez con Educación: Universidades ya no puede vivir sin Ciencia

Millán Cámara

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El Ministerio de Educación siempre tuvo a las universidades españolas entre sus competencias… hasta 2018. Una vez que el PSOE volvió al Gobierno, los estudios superiores se vieron inmersos en el que quizá sea el enigma ministerial más intrincado de la era Sánchez. Con tres momentos clave de dudosa honra (por el galimatías burocrático orquestado) para el Ejecutivo socialista.

La creación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades

Tras tener entidad propia en el segundo Gobierno tanto de José María Aznar (2000-2004) como de José Luis Rodríguez Zapatero (2008-2011), Ciencia reapareció como ministerio en 2018. Lo hizo con el añadido de Innovación y, para sorpresa de todos, Universidades.

Al adquirir este ámbito rango ministerial, desaparecieron hasta tres subdirecciones generales: Coordinación y Seguimiento Universitario, Ordenación Académica de las Enseñanzas Universitarias y Formación del Profesorado Universitario y Atención a los Estudiantes. También se creó la Secretaría de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación.

Que el astronauta Pedro Duque estuviese al frente de Ciencia no chirrió en absoluto. Sin embargo, tampoco se aclaró en demasía por qué también tuvo que gestionar Universidades. De hecho, existieron servicios comunes con el Ministerio de Educación y Formación ProfesionalE incluso ámbitos en los que ambas carteras tuvieron que coordinarse, como las becas y ayudas al estudio.

La separación de Ciencia y Universidades

En 2020 y con la situación ya normalizada, el Gobierno decidió separar ambos ministeriosUniversidades ganaba entidad propia y Ciencia volvía a ser independiente. Algo que no gustó a ninguno de los actores fundamentales de los dos campos: rectores y científicos.

“La partición implica una dificultad en la gestión de los recursos que podría provocar un retraso en la apuesta por la investigación y la educación superior y, en definitiva, por una sociedad basada en el conocimiento”, declaró Rafael Garesse, rector de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de CRUE en I+D+I, a ABC.

Por su parte, Santiago Rello, portavoz de Ciencia con Futuro, aseguró lo siguiente a Europa Press: “En el día a día será un error, habrá más ruido administrativo, y tememos mucho que no se pueda adecuar bien la coordinación de políticas, nos da miedo que Universidades vaya por un lado y Ciencia por otro”.

Incluso el nuevo ministro de Universidades, Manuel Castells, se mostró disconforme con la medida: “No estoy de acuerdo con esta separación, pero al mismo tiempo es lo que hay y no va a haber grandes problemas, porque nadie nos prohíbe colaborar y diseñar políticas públicas para avanzar, que es lo que vamos a hacer […] Tienen dos ministerios, pero un sólo proyecto”.

“Tenemos la voluntad de trabajar juntos. La promesa y el compromiso es que el proyecto sea uno y seguiremos teniendo una relación muy intensa”, comentó entonces el predecesor de Castells al frente de Universidades, Pedro Duque.

El “órgano de coordinación” entre ministerios

Ante las críticas por la separación de Ciencia y Universidades, se ha decidido optar por esta solución. Se creará en un plazo máximo de tres meses y la participación de uno y otro ministerio será paritaria. Así se “garantizará el funcionamiento cohesionado de la administración en materia de investigación universitaria”, tal y como aprobó el Consejo de Ministros a finales de enero.

Las “décadas de estancamiento” que auguraban rectores y científicos se intentarán paliar así. “Actuar como un único actor a la hora de poner en marcha los cambios que la comunidad científica y universitaria necesita” es el objetivo.

Sin embargo, puede resultar incomprensible por qué se tocó lo que ya funcionaba tanto antes, cuando las universidades eran competencia de Educación, como ahora, ya integradas en Ciencia. ¿Merece la pena haber creado un ministerio nuevo cuando no perderá sus vínculos con el anterior al que pertenecía? Parece que no.

Entre tanto vaivén, hay que aclarar que Universidades no es el primer ministerio ocupado por un integrante de Unidas Podemos que se desmembra de otro. De hecho, sólo Trabajo existía cuando Sánchez accedió al poder: Derechos Sociales y Agenda 2030, Igualdad y Consumo también han sido creados por el nuevo Ejecutivo.

Nuevos ministerios, más cargos (segundo Gobierno más poblado de nuestra democracia), un mayor gasto público y situaciones tan desconcertantes como la de las carteras de Ciencia y Universidades. Condenadas a seguir entendiéndose a pesar de que ya no son una, sino dos.

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