El órdago de Pedro Sánchez se vuelve en su contra: sin apoyos para la investidura
El candidato del PSOE puede llegar a la cita sin los acuerdos cerrados ni con Podemos ni con un posible tercer apoyo
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El fantasma de una repetición electoral comienza a planear en el horizonte ante la posibilidad de que Pedro Sánchez decida someterse a la investidura sin contar de antemano con apoyos claros. Si la investidura resulta fallida, se pondría en marcha el reloj para la celebración de unos nuevos comicios.
Los acuerdos y vetos cruzados que han alumbrado este sábado los nuevos ayuntamientos parecen haber embarrado el camino de la investidura para Pedro Sánchez, quien lleva semanas avisando de que la única alternativa es un Gobierno liderado por el PSOE o esa repetición de elecciones. Ese peligro de nuevos comicios se presenta en el horizonte como una posibilidad no deseable por nadie aunque tampoco imposible, y con esa amenaza sobre la mesa se va a mover la negociación para la investidura del candidato socialista.
A diferencia de Mariano Rajoy, que declinó en 2016 la propuesta del rey de someterse a la investidura, Pedro Sánchez ha aceptado la oferta del monarca, aunque, a partir de aquí, el terreno es absolutamente ignoto. Ni la Constitución ni el Reglamento del Congreso fijan plazos para que el candidato se someta a la sesión de investidura. Todo depende de la fecha que Sánchez acuerde con la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet.
La idea inicial del líder socialista es acudir al Congreso hacia la primera quincena de julio, y esa es la fecha que sigue manteniendo en público el PSOE, aunque nada impide que la cita pueda aplazarse algunas semanas más o, incluso, dejarse para septiembre. No parece que sea la idea de Sánchez, que se ha mostrado dispuesto a convocar ese pleno sin esperar a tener perfectamente amarrados los apoyos necesarios. Y es que, de momento, el candidato socialista no cuenta con la mayoría suficiente para ser investido ni en primera votación, en la que requiere mayoría absoluta, 176 votos a favor, ni tampoco en la segunda vuelta, en la que ya solo necesita más síes que noes.
El sí de Unidas Podemos junto a una abstención de ERC permitiría que Sánchez fuera investido en segunda votación, aunque la situación de los presos independentistas sigue pesando mucho como para que el partido republicano dé ese paso a corto plazo. Ante esta tesitura, el PSOE ha aumentado en los últimos días su presión sobre Ciudadanos como tabla de salvación para no tener que depender de los independentistas en la investidura. Tampoco parece que Ciudadanos vaya a modificar por ahora su rechazo frontal a hacer presidente a Sánchez.
El no al candidato socialista fue aprobado formalmente por la dirección de Ciudadanos antes de las elecciones y ha sido un compromiso repetido una y otra vez en campaña por su líder Albert Rivera. No obstante, Pedro Sánchez cuenta con otros elementos que pueden jugar a su favor. Una investidura fallida en julio pondría en marcha el reloj previsto en la Constitución para la repetición electoral.
La Carta Magna establece que, si en el plazo de dos meses desde la primera votación ningún candidato consigue ser investido, las Cortes quedarán disueltas y se celebrarán elecciones 54 días después. Eso situaría unas hipotéticas elecciones hacia el mes de noviembre, un momento políticamente difícil, ya que podría coincidir con la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas.
Por contra, la espada de Damocles de una repetición electoral metería presión a los partidos que hasta ahora se han negado a apoyar a Sánchez en la investidura, especialmente a Ciudadanos, y también obligaría a socios como Unidas Podemos a rebajar sus exigencias. El camino de la investidura de Pedro Sánchez cada vez se asemeja más a una partida de mus y, aunque por ahora unos y otros parece que juegan de farol, habrá un momento en que lleguen los órdagos.
Quien gane o pierda el juego de naipes, está por ver.