Sánchez se lava las manos y da por amortizado el caso de los ERE
El varapalo deja al PSOE-A en “shock” y ahonda en la debilidad de Susana Díaz
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Con la respiración contenida, en la calle Ferraz han venido dando por amortizado el caso de los ERE. En ningún modo se han sentido vinculados con los condenados, en particular con Manuel Chaves y José Antonio Griñán, presidentes de la Junta de Andalucía pero también del PSOE en distintas épocas. A ambos hacía referencia Pedro Sánchez en su Manual de Resistencia para aplaudir la responsabilidad desplegada cuando fueron imputados.
“Simplemente me llamaron, me dijeron que renunciaban al acta y lo hicieron, como dos señores. No han vuelto a hacer declaraciones, han protegido al partido y han tratado de mantenerlo al margen, incluso sabiendo, como sabemos todos, que ellos no han obtenido ningún lucro personal en todo el tema de los ERE. Pero son dos personas muy conscientes de su figura, de lo que representan en el socialismo andaluz, y cumplieron nuestro código ético escrupulosamente: cuando a alguien se le abre juicio oral debe dimitir. Lo hicieron y asumieron su responsabilidad sin ruido”, dejó escrito negro sobre blanco Sánchez.
En efecto, resultó ser con Sánchez al frente de la Secretaría General cuando, como difundió el PSOE, tanto Chaves como Griñán dieron un paso atrás y llegaron a solicitar su baja como militantes. El mismo Sánchez, incidían, carecía de galones en el organigrama socialista durante la etapa del reparto de los fondos públicos, entre 2000 y 2009. “Ni él ni nadie de la actual cúpula federal”, remacharon a la Cadena COPE. A partir de ahí, el argumentario oficial pregonó el respeto a la sentencia, considerada por muchos como “muy dura”, y la difusión de argumentos tales como la inexistencia de enriquecimiento ilícito y de financiación ilegal.
Sea como fuere, tal como había descartado el entorno de Sánchez, el fallo ha carecido de efectos en el pacto sellado con Unidas Podemos y, por extensión, en las negociaciones para la investidura. El propio Pablo Iglesias habló a través de un tuit de la sentencia como el retrato de una época, la del bipartidismo, que trajo “corrupción y arrogancia”. Según el líder de los morados, ahora, el Gobierno de coalición, “abre la oportunidad de defender la justicia social y garantizar la limpieza de las Instituciones”. Por descontado.
Con el PSOE-A bajo conmoción, sanchistas han empezado a buscar la apertura de un nuevo ciclo con la debilidad de Susana Díaz, al frente de la marca, y cuya entrega de conveniencia a Sánchez le ha servido hasta ahora para perpetuarse como la secretaria general de las siglas en la región. La presión interna sobre Díaz vuelve a arreciar con renovados bríos. “Debe caer y pasarse página”, sostienen sus críticos.