Sánchez cae en “redondo” ante un endiablado escenario post-10N

Cercanos al líder del PSOE temen una Legislatura corta

Ricardo Rodríguez

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Pedro Sánchez pierde habiendo ganado las elecciones generales. El PSOE ha superado el examen de esta segunda vuelta. Ha sido el partido más votado, por tercera vez en un mismo año, pero lejos de sacarle rédito retrocede de 123 diputados de hace 6 meses a 120. La tercera victoria de Sánchez en un año, aún incumpliendo las expectativas, contiene la contestación interna. Aún alcanzando un porcentaje de votos similar, el 28%, “cada uno de los 3 escaños perdidos nos duelen en lo más hondo del corazón”, susurraban en pasillos de Ferraz.

Sánchez ha descubierto que su jefe de Gabinete, Iván Redondo, es falible. En el cuartel general muchas miradas giraban hacia el asesor aúlico del Presidente y se hacían cruces. “Él nos ha traído hasta aquí”, enfatizaron. El estupor en Ferraz se debió en gran medida al error de cálculo. El alto mando vivió con contención la noche, necesitado como estaba de mejorar el resultado logrado en abril para salir sin cicatrices de las urnas y sus gurús monclovitas llegaron a adjudicarse, tras el cierre de las urnas, hasta 127 escaños. Resultó, a las claras, una quimera.

Jugar a repetir la estrategia de Mariano Rajoy en 2016 para sumar una veintena de escaños no le ha servido a Pedro Sánchez, que ha recibido de los votantes un mensaje nítido: “No espere usted a ”la mayoría cautelosa””. La realidad es que todo está en el aire y nada hay cierto. La prioridad, ahora mismo, es cómo hilvanar los resultados para mantener en el Poder. Las combinaciones de Sánchez para formar un Gobierno se antojan endemoniadas. El líder del PSOE está dispuesto a exigir de nuevo al resto a apoyarle. “Deberán moverse todos. Unidas Podemos, Ciudadanos y el PP”, ha venido repitiendo sus más cercanos.

Y el propio Sánchez hizo una llamada en su discurso a todos los partidos, a excepción de Vox, “porque tienen que actuar con generosidad y con responsabilidad” para desbloquear la situación. “Con Casado no” y, sobre todo, “Con Iglesias sí” corearon las bases congregadas en la calle Ferraz. En ningún caso, Sánchez ha desterrado la hipótesis de una “abstención patriótica” de Pablo Casado para salvar una futurible investidura. Tal posibilidad ha estado presente en la mente de Sánchez, aunque el alto mando socialista vislumbra en la vitalidad de Vox el cerrojazo a cualquier tentación de los populares de romper los bloques.

Pedro Sánchez podría muy bien buscar el respaldo de Unidas Podemos olvidándose de su pretendido Gabinete en solitario, PNVMás PaísPRCBNG, pero además debería caer en brazos de ERC. El riesgo resulta de tal envergadura que próximos a Sánchez le quisieron dar de entrada una escasa consideración. Constatan la determinación de su jefe de filas en “lograr un Gobierno estable”.

El vértigo ante el horizonte abierto lleva a próximos al presidente del Gobierno a temer una Legislatura corta. “Ahora sí”, Pedro Sánchez está metido en un buen berenjenal.