SIN MICRÓFONOS
Sánchez reavivará la tensión interna con las listas del PSOE
La salida de un histórico como Ramón Jáuregui ha levantado suspicacias en las filas socialistas y anticipa nuevas batallas orgánicas. El secretario general apartará a los críticos
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Indiferencia e incluso cierto desprecio. La cúpula del PSOE restó trascendencia a la hora de valorar la despedida de la política de Ramón Jáuregui. Una baja que fue minimizada por Ferraz y el propio Pedro Sánchez que, al cabo de las horas, despacharon el adiós con un puñado de tuits, sin profundizar en ningún caso en las críticas que el veterano político ha traslado al partido.
Porque el trasfondo de la salida de Jáuregui, muy querido en la organización, tiene mucho que ver con la desconfianza que le suscita el secretario general, que pretende moldear las siglas a su particularísimo proyecto. El anuncio del todavía eurodiputado tuvo lugar tras su cuestionamiento abierto a la estrategia de Sánchez por alejarse del centro progresista y de unas semanas de convulsión interna en la delegación del PSOE en Bruselas ante el rechazo de la dirección federal de respaldar a Elena Valenciano para postularse a la presidencia de los socialdemócratas.
El paso atrás de quien deja atrás casi cuarenta años de trayectoria tras haber ocupado principales puestos de responsabilidad tanto orgánicos como institucionales sólo ha servido para alimentar en los prolegómenos de las elecciones municipales, autonómicas y europeas el runrún interno, la incertidumbre que da pie a rumores, sobre las listas. Los eurodiputados están ya en vilo porque temen, y con razón, que Pedro Sánchez se quite de en medio a sus críticos. Nadie vislumbra hueco para Valenciano, la otrora cabeza de cartel, y hasta surgen dudas con las posibilidades de repetir de José Blanco. “No siempre puede estarse en primera fila”, admiten a la Cadena COPE en Ferraz.
De igual manera, el suelo promete moverse bajo los pies de muchos en las Cortes en 2020. Sus señorías también lo dan por descontado. El secretario general provocará una importante renovación en el Congreso y en el Senado del partido para encajar a sus leales en las candidaturas. Y es que una cosa es el respaldo mayoritario obtenido de la militancia en las pasadas primarias y otra muy distinta el apoyo en los grupos parlamentarios. Incluyendo el PSC, en total en la Cámara Baja sólo una veintena de diputados le son totalmente fieles al pedrismo, de un grupo de 85.
Y ahí prometen removerse – y de verdad – los cimientos de la organización con algunas federaciones, en particular ante la andaluza Susana Díaz. Difícil será lograr la tradicional combinación de los intereses territoriales con la formación de grupos parlamentarios del gusto de Madrid. El “nuevo” PSOE de Pedro Sánchez, que se ha reservado la última palabra en todas las decisiones, prescindirá a todas luces de ese método y dejará a su paso numerosas secuelas.