Las críticas de Sánchez contra Ciudadanos inquietan a algunos de sus barones
Las diferencias con su estrategia de lanzarse contra la formación naranja se extienden entre líderes territoriales, que planean ya pactos poselectorales
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El cambio político en Andalucía, dado por descontado en La Moncloa desde la misma noche del 2-D, sirve en bandeja a Pedro Sánchez el intento de pelear por el espacio del centro- izquierda. El presidente del Gobierno, a punto de entrar en modo precampaña, ha dedicado las últimas semanas a interiorizar el nuevo escenario y quiere ampliar su base electoral desgastando a Albert Rivera. Fuentes cercanas a Sánchez confirman a la Cadena COPE que el secretario general del PSOE se mostró ante la Ejecutiva Federal, reunida este pasado martes 8 de enero, “completamente determinado” a intensificar la pelea con Ciudadanos.
A decir de esas mismas fuentes, Sánchez ha ordenado a la cúpula socialista vincular a Rivera por tierra, mar y aire, no solamente con el PP, sino también y, sobre todo, con VOX. Con esta formulación, mataría dos pájaros de un tiro. Por un lado, erosionar a los naranjas y, por otro, elevar la arenga del miedo contra la ultraderecha que, a sus ojos, representan Santiago Abascal y sus huestes. El espejo andaluz le ha hecho el discurso a Pedro Sánchez para advertir al electorado de centro-izquierda de que, a pesar de las apariencias, Rivera ha propiciado convertir a Abascal en actor principal del Ejecutivo de la Junta de Andalucía.
Los mensajes en esa línea por parte del Gobierno y de los dirigentes del PSOE prometen convertirse en habituales. Desde La Moncloa, ante el doble acuerdo sellado por el PP con Ciudadanos y con VOX para alcanzar San Telmo, se trasladó el compromiso del Gabinete de Sánchez “con la Constitución y la Democracia” y por eso avisó que se mantendrá “vigilante” y “no cederá” en la “conquista de derechos y libertades”. Oído cocina, los socialistas se lanzaron en tromba contra la denominada “nostalgia ultra” abrazada por populares y naranjas.
Para muestra, las manos derecha e izquierda del propio Pedro Sánchez. José Luis Ábalos alertó contra involuciones democráticas y Adriana lastra pintaba a Ciudadanos como “el partido que blanquea la ultraderecha filofranquista”. “Ya no engañáis a nadie”, trasladó en un tuit la portavoz del Grupo Socialista en las Cortes. “Fin del teatrillo”, “pacto vergonzante y oculto para aplicar medidas reaccionarias”, “día triste para la Democracia”... un suma y sigue de voces socialistas movilizadas para desplegar un argumentario político que les permita “recuperar el pulso” y llegar con oxígeno a las municipales, autonómicas y europeas de mayo.
El rechazo de Sánchez, verbalizado ante su dirección, a cualquier aproximación a Rivera choca evidentemente con la pretensión de barones de dejarse la puerta abierta a futuros pactos con Ciudadanos tras las citas con las urnas. El manchego Emiliano García-Page o el aragonés Javier Lambán han tomado posiciones en la búsqueda de sujetar una alternativa con los naranjas para conservar el poder. A pesar de la confianza de Pedro Sánchez en capitalizar el voto útil del centro-izquierda, algunos de sus presidentes autonómicos parecen dispuestos a moverse al margen de los mensajes del partido y del Gobierno.