Sánchez apuntala el uso de La Moncloa para la precampaña

Los estrategas capitalizan la condición de presidente del Gobierno combinándola con los actos de partido

¿Puede ser castigado Pedro Sánchez por incumplir la Ley Electoral?

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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La tendencia del voto es tan relevante para el PSOE como la percepción del ciudadano de a pie de Pedro Sánchez para establecer las estrategias. Los asesores han agudizado el uso de su perfil como jefe del Ejecutivo. El objetivo es sacar partido a la posición institucional de Sánchez, al tiempo que desdibuja a los rivales, principalmente al líder del PP, Pablo Casado.

Así, el Presidente emprendió el martes una acelerada agenda de carácter oficial en Cantabria que le llevó al Museo Nacional y al Centro de Investigación de Altamira, donde aprovechó su intervención para reprochar la existencia de nostálgicos de las cavernas. “Hace más de 35.000 años, había seres humanos viviendo en estas cuevas. El mundo ha cambiado radicalmente, aunque aún sigue habiendo personas que echen de menos las cavernas”, soltó Sánchez. Tras Altamira, se desplazó al Mercado Nacional de Ganados y a una bodega en Torrelavega.

Llevando al límite la delgada línea entre presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez recaló este miércoles, de nuevo en visita oficial, en Castilla y León y en Asturias. El refuerzo de la figura del líder – un capital de gran magnitud para los socialistas – lo ha llevado a una compañía y a un instituto tecnológicos en Burgos, culminando el itinerario en la catedral. Ya por la tarde, se desplazó a Gijón para conocer de primera mano un Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de la Violencia de Género.

Allí, el presidente del Gobierno censuró la utilización de otras denominaciones distintas a la de violencia de género, como quienes hablan de violencia doméstica, porque, advirtió, la tragedia de las víctimas “no estaba antes encerrada entre las cuatro paredes” de su casa. Con todas sus letras deben ser concebidos los “actos atroces”, según incidió Sánchez que además incluyó en su discurso una reivindicación expresa de las marchas del 8-M, “cuando España entera se vistió de malva”, y de las que dijo haber tomado buena nota “como Gobierno”.

Los estrategas de Pedro Sánchez saben la ventaja de anclarse a esa condición de inquilino de La Moncloa y así lo asume también la Oposición, como ha evidenciado sus intentos de frenar al uso del Consejo de Ministros con fines electorales. Llueve pues sobre mojado. Gusta al entorno de Sánchez vender que la gente no sólo se le acerca para hacerse selfies, sino que muchos lo hacen “para contarle problemas y confiar que les dé solución”. Puro marketing, sin duda, pero lanza al equipo de campaña a alternar actos institucionales y de partido en la carrera al 28-A. 

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