Sánchez pone a Iglesias en su sitio: “Quiere presidir un único Gobierno”
El presidente en funciones confía en que su “cintura” salve la Legislatura
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La negociación de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias sigue en la casilla de salida. El debate de Investidura tendrá lugar en la segunda o tercera de julio y el entorno del presidente en funciones aspira a salir airoso con el respaldo del secretario general de Podemos. El suspense de la cuenta atrás lleva a cercanos a Sánchez a considerar que él ha dado muestras de cintura, abriéndose a un Gobierno de “cooperación”, fórmula definida oficialmente como “incluyente”, “abierta” y hasta “razonable” frente a una “coalición” y mantienen la pelota en el tejado de Iglesias.
Toca moverse al líder morado, empecinado con entrar en La Moncloa, algo que, evidentemente, el jefe del Ejecutivo rechaza de plano. “Sin ministros”, pero además sin “vetos personales”. “Y es que Podemos lo sabe”, apostillan desde el PSOE. Sánchez, recalca a la Cadena COPE su núcleo duro, “quiere presidir un único Gobierno, en ningún caso dos distintos”. De ahí, claro está, que ofreciese a los morados cargos intermedios de la Administración. Porque, por la cabeza de Sánchez, ha pasado atraerse a Iglesias con puestos en empresas públicas, de entrada, para llegar en el tira y afloja de las negociaciones a alguna secretaria de Estado. Nada más.
Pedro Sánchez es consciente de las cantidades de renglones torcidos que vendrían aparejados a la entrega de carteras a Pablo Iglesias, pero, además, su suma, lo repiten los socialistas, no da para gobernar España, siquiera para echar a andar la Legislatura. Un pacto del PSOE (123 diputados) con Iglesias (42) estará aún lejos de reelegir a Sánchez. Precisa del concurso dePRC (1) – hecho -, del PNV (6), siempre dispuesto a dar emoción a los acontecimientos hasta el último momento, o de Compromís (4). Y luego, también, la abstención de ERC (14) que irá de la mano con EH-Bildu (4). O confluyen todos esos actores o el candidato del PSOE saldrá del Congreso igual que entró. Esto es, como presidente en funciones.
Y, aún saliendo investido Sánchez, una presunta cohabitación gubernamental con Iglesias, más allá de desconfianzas y choques en materias de calado como la crisis territorial en Cataluña, tendría capacidad por si sola de dinamitar un Gobierno coaligado. Los objetivos e intereses de Pablo Iglesias están lejos de coincidir con los de Pedro Sánchez, según coinciden en Ferraz. Pero, además, comprometería sobremanera la pretendida geometría variable. En la cercanía de Pedro Sánchez quieren creer que los de Gabriel Rufián - su relación con Adriana Lastrapasa por ser excelente - eludirán caer en los mismos errores que les llevaron a tumbar los Presupuestos Generales del Estado y provocar la convocatoria de generales.
Con inquietud es observado en La Moncloa y en Ferraz un fallo del Tribunal Supremo por el “procés”, previsto para otoño, que, por descontado, “perturbará” todo el mapa político. De igual manera, el PSOE vaticina escasas negociaciones con Albert Rivera, líder de Ciudadanos, porque compite como recambio del presidente del PP, Pablo Casado. Con su negativa a acordar descontada por Ferraz, la clave puede estar en el entendimiento entre Sánchez y Casado. El presidente cuenta con una buena interlocución con el jefe de la Oposición. Los pactos de Estado entre ambos dirigentes están garantizados. Cosa distinta es que una “cintura” flexible sirva a Pedro Sánchez para llevar a cabo una acción de gobierno que merezca tal nombre.