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La "venganza" del PP podría costar a los nacionalistas 1.000 millones de euros
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El PP ha hecho realidad su amenaza y ha solicitado hoy en el Senado la ampliación del plazo de presentación de enmiendas parciales a los Presupuestos Generales del Estado, plazo que finalizará el próximo lunes 11 de abril. Los populares han rectificado su intención inicial de no tocar las Cuentas Públicas, (“somos un partido serio y responsable”, decían el pasado jueves) y quieren pasar su particular peaje a los nacionalistas que les traicionaron la semana pasada en la moción de censura (PNV y Nueva Canarias, que votaron que no; y Coalición Canaria que cambió a última hora su “no” por una abstención).
“El cuerpo nos pide hacer algo”, admiten fuentes consultadas por la COPE, por lo que consideran una deslealtad en toda regla. Este movimiento de los populares tendría además una segunda consecuencia: obligar al PSOE y a Pedro Sánchez a retratarse. A saber: el PP sacará adelante sus enmiendas con la mayoría absoluta que tiene en el Senado. Esas enmiendas volverían entonces al Congreso, y sería el PSOE, el que tendría que rechazar esas modificaciones de la Cámara Alta y apoyar lo que hace una semana consideraba “monstruoso”.
Los populares no han dado pistas todavía sobre qué partidas quieren modificar. Los más duros apuntan que ascenderían quizá a los 1000 millones de euros, y podrían reencauzarse a dar más financiación a las Comunidades Autónomas (el PNV al ser una comunidad foral no entraría en ese reparto); o a partidas sociales. Y a ver cómo dice Sánchez que no a eso, apuntan. Otros, sin embargo, son partidarios de una vía más suave que retoque partidas por un importe bastante inferior. Pero, aseguran ,“el chat del grupo ha echado humo, sobre todo el fin de semana”, y muchos quieren que se ponga toda la carne en el asador.
Hay quien incluso bromea con proponer una enmienda para que aumente la seguridad en Galapagar, e invitar así a Pablo Iglesias a apoyarla porque es en esa localidad madrileña donde se ha comprado su famoso chalet.
El PP ha hecho además una segunda jugada en el Senado: ha pedido que se aplace el debate de totalidad de los presupuestos, para que el nuevo ministro de Hacienda “pueda defender las cuentas públicas en nombre del Gobierno”. El Ejecutivo no tiene la obligación de participar en ese debate, pero Montoro sí lo ha hecho tradicionalmente, recuerdan. De esta manera ponen de nuevo en un brete a Pedro Sánchez, al retarle a defender unas cuentas en las que nunca ha creído, pero en las que ahora se va a apoyar para contentar a algunos de sus socios, y poder cumplir con Europa, poniendo freno así a las aspiraciones de Podemos que hoy ha pedido que el primer Consejo de Ministros de Sánchez apruebe un incremento del gasto de 4500 millones de euros en políticas de igualdad y pensiones.
Los populares siguen descolocados, e intentando asumir la que se les ha venido encima, pero ya dan pistas sobre cómo va a ser su labor de oposición: no dejar pasar ni una a un Gobierno que solo cuenta de entrada con el apoyo de 84 diputados y que ha hecho un ejercicio de filibusterismo político sin precedentes.
Mañana Rajoy reunirá al Comité Ejecutivo Nacional del PP y allí podría empezar ya a dar sus primeras pistas sobre lo que quiere hacer. Algunos apuntan que seguirá manteniendo su escaño y las riendas del partido para pilotar su sucesión, pero que realizará esta operación de manera discreta. El objetivo es evitar a los “Margallos” del partido, a los que quieren dirimir las guerras internas en abierto ante los medios. Y son muchos, eso sí, los que piden también la celebración este otoño de un Congreso Extraordinario para elegir ya un nuevo líder que conduzca al PP hacia las elecciones autonómicas, municipales y europeas del próximo año.
Un apunte más: mañana Aznar reaparece en Madrid en la presentación de un libro de su colaborador, Javier Zarzalejos. Habrá que ver si el mensaje que lanza hacia Rajoy y hacia su partido es conciliador o no.