Yolanda Díaz alardeó de doblegar a Calviño horas antes de estallar la crisis en la coalición

La división en Unidas Podemos diluyó la amenaza de una querella contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet

Yolanda Díaz

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Es el suyo un largo y duro duelo que Yolanda Díaz descontaba ganado, convertida en clara vencedora, habiéndose impuesto de nuevo a Nadia Calviño. Apenas 24 horas antes de recibir Díaz el pasado jueves el email de Calviño reclamando su presencia en el tramo final de la negociación de la reforma laboral con los agentes sociales, la vicepresidenta segunda se antojaba satisfecha de afrontar el tiempo de descuento de la derogación de la legislación del PP. Así lo trasladaron desde su entorno más cercano. “El compromiso se cumplirá en tiempo y forma”, incidía su equipo. “Está pactado. No ha lugar a dudas. No existe debate”.

En ningún caso esperaba Díaz la “injerencia” de Calviño, a la sazón vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, contraria a tumbar la reforma laboral. Tras un par de correos electrónicos de vuelta y una llamada al Gabinete de la Presidencia del Gobierno marcando territorio, estalló definitivamente la crisis en la coalición. La también ministra de Trabajo, presta a cuidar su fama de “moderada” en los gestos, reventó su autoimpuesto mandato de no airear tensiones internas lanzando el viernes a Ione Belarra. La titular de Derechos Sociales y “líder” de Podemos se siente cómoda al ejercer de ariete del ala socialista, con una especial fijación contra Calviño, convertida, según la denominan, en “otra [Carmen] Calvo” a batir. Y ello después de protagonizar una larga lista de choques a cuenta del Ingreso Mínimo Vital, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, el mercado de alquiler, etc., etc.

La exigencia a través de Twitter de la secretaria general de los morados de una reunión urgente de la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos cogió desprevenidos tanto a La Moncloa como a Ferraz. La vicesecretaria general, Adriana Lastra, llamó a Belarra para conocer la causa del arrebato, con el acta de diputado Alberto Rodríguez entonces aún en el aire o los nervios podemitas ante el apoyo de Manuel Carmena a Díaz, entre otros extremos en ebullición. La convocatoria del órgano de coordinación fue descontado, aunque sin prisas, para esta misma semana. Todo al objeto de enfriar el enfrentamiento y bajarlo varios decibelios. La delegación socialista está formada por Lastra, los ministros de Presidencia, Félix Bolaños, y de Hacienda, María Jesús Montero, además del portavoz en el Congreso, Héctor Gómez.

En el ínterin, el respaldo de Pedro Sánchez a Nadia Calviño en la guerra abierta (este mismo lunes clausura el presidente del Gobierno al lado de su vicepresidenta primera un foro de alto nivel) para, según trasladaba La Moncloa, “ofrecer confianza” al empresariado y a la Unión Europa, frente a “las miras cortas” del socio minoritario, a decir de cercanos colaboradores presidenciales. El recado de Sánchez empujaba ya el sábado a Yolanda Díaz a aprovechar la clausura del Congreso Federal de CCOO para marcar perfil propio. Aclamada al grito de “¡Presidenta, Presidenta!”, reiteró el compromiso de “derogar la reforma laboral, a pesar de todas las resistencias, que las hay y son muchas”. Los contactos durante todo el fin de semana han sido constantes entre Bolaños, Lastra, Belarra y la propia Díaz.

A atenuar las hostilidades ha ayudado la disolución de la escandalera armada con la retirada por Meritxell Batet de la condición de diputado de Alberto Rodríguez, condenado e inhabilitado por el Tribunal Supremo por patear a un policía en una manifestación en 2014. La división interna en Unidas Podemos, además de la ira desatada en el PSOE, ante el anuncio de una querella por prevaricación contra la presidenta del Congreso en nombre de todo el grupo confederal fue resuelta a contrarreloj. La respuesta judicial quedó rebajada “a título personal” de Rodríguez que, una vez abandonadas las filas moradas, ha renunciado a llegar tan lejos. Por el camino, Yolanda Díaz, tampoco Alberto Garzón, entre otros, quisieron saber nada de tal demanda.

Dejar correr la polémica. Ha sido la decisión del ala socialista, más todavía cuando Belarra ha encarnado un choque con el Consejo General del Poder Judicial forzado a salir en defensa del juez Manuel Marchena. “Ya habrá tiempo de evaluar los acontecimientos”, sostenían a la Cadena COPE en La Moncloa entre cuyos muros ven cómo se colma el vaso de gotas de agua. Precisamente, el deseo de dejar atrás el silbido de cuchillos llevaba a Sánchez a ahorrarse cualquier referencia explícita y tirar de traje socialdemócrata para anunciar este domingo en el cónclave del socialismo extremeño la luz verde en el próximo Consejo de Ministros a un real decreto para afrontar el alza de los precios de la energía con 100 millones de euros adicionales para ayudar a afrontar el invierno a hogares vulnerables, además de empresas, e incorporar nuevos controles en los precios de la tarifa eléctrica.

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