África en Movimiento

África en Movimiento nace para acercar a la opinión pública española la compleja realidad del continente africano en la primera mitad del XXI

Fotograma de 'La Higuera', película ganadora del festival de cine africano FCAT

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En la base del proyecto está la experiencia consolidada a lo largo de los últimos 13 años desde la corresponsalía del norte de África y Sahel de la Cadena COPE. Un intenso trabajo, siempre sobre el terreno, desarrollado tanto en formato audiovisual como escrito. 

El detonante para lanzar esta rúbrica ilusionante fue una reciente colaboración de quien suscribe con la revista francófona «l’Afrique en mouvement». Efectivamente, África se mueve. Y mucho. Como señala la socióloga francesa, Sophia Bava, «no sólo se mueven las personas, también las ideas, las creencias, lo saberes, los valores, los sentimientos», y en ese trasiego, en ese  movimiento frenético, las fronteras  se diluyen porque nos colocan a todos en línea horizontal, en pie de igualdad. 

Con recursos mayores  o menores, nos situamos frente al mismo espejo de la vida y de la muerte. Aunque para algunos la vida se presente dulcificada por parámetros de bienestar razonables y para otros constituya un desafío cotidiano. El punto de hermanamiento es que todos nacemos con el deseo natural de hallar dignidad y felicidad. Y no siempre se encuentran. Millones de personas en este continente no llegan  a alcanzar nunca esas metas.

África vive cambios profundos en el plano económico, cultural, religioso o político y África en Movimiento quiere contarlo de cerca, pisando, como hasta ahora, el terreno donde las cosas suceden, buscando las voces directas autorizadas  y también las de quienes no suelen ser escuchados. 

La movilidad transnacional y todos sus efectos derivados han venido marcando la agenda africana. Esto no quiere decir que más allá de las migraciones no existan otras cuestiones de interés, pero sí es cierto que las migraciones abrieron una ventana de interés al continente del sur. 

El Sur siempre narrado desde la connotación del débil, el necesitado y dependiente del norte. Y el Norte siempre relatado desde la posición hegemónica  y de poder.  Es hora de superar el afro-pesimismo e ir introduciendo semillas de cierto afro-optimismo. Eso se puede conseguir repensando el mundo desde las lentes africanas. Y esta sección quiere contribuir a ello.

Lanzamos África en Movimiento con nombre propio después de varios relatos en nuestra web. Títulos  como 'África y las cinco P del agua', 'Repensando África en el Festival d’Altres Cinemes', 'El artista que sueña con pintar una Senegal mejor',  '63 años salvando vidas en Dakar' o 'La vida en Gandiol' (un homenaje a la arquitecta española que falleció en un accidente de tráfico mientras diseñaba un proyecto que generaría vida a toda una población al norte de Senegal) marcaron ya algunas de las líneas a seguir.

Todas estas crónicas muestran la África emergente y en movimiento que le enseñó al mundo su yo, a veces duramente juzgado por una visión desde Occidente que no alcanza a comprender los procesos culturales, ancestrales y religiosos, que dan identidad a pueblos enteros, en proceso de transformación.  

No podíamos empezar esta semana hablando de África sin mencionar el Festival Internacional de Cine Africano Tarifa-Tánger que se clausuró este fin de semana con dos perlas: el documental 'El naufragio. 30 años de memoria sumergida entre España y Marruecos', que logra dignificar a los muertos en el mar.  Cuando los ojos europeos normalizan los cadáveres que las aguas del mediterráneo tragan  de forma incesante, desde hace más de tres décadas, este trabajo consigue aportar una imprescindible humanización de las víctimas del éxodo.  

El relato es demoledor. Arranca con el primer naufragio de inmigrantes documentado con imágenes, el 1 de noviembre de 1988, en la playa de Los Lances en Tarifa. Pero recuerda también el primero acontecido en Canarias, el que tuvo lugar en julio de 1999 en la Playa de Las Señora, en Fuerteventura. 

Un relato crítico que presenta la frontera como un inútil cordón de seguridad que, además de haber sido incapaz de frenar la movilidad desde el flanco sur, es testigo impasible de estos flujos transnacionales causados por razones económicas, políticas, familiares, religiosas o incluso por simple aventura. Sí, aventura, algo tan humano y ancestral como el anhelo de descubrir mundos nuevos.

La mayoría de los protagonistas del documental estaban presentes en la proyección, incluido el periodista Nicolás Castellano, guionista del  relato. Castellano lanzaba preguntas que hoy difícilmente encuentran respuestas, pero quizás dentro de medio siglo sí: ¿Se juzgará a los responsables de las muertes, evitables, en la frontera? 

La proyección de la película ganadora en la categoría de largometraje de ficción, La higuera, conmovió a todo el público. Una producción etíope-israelí de la directora Aäläm-Wärqe Davidian, que abunda en el drama de los niños soldados y la guerra pero va algo más allá. A Davidian le interesa también el amor y los sentimientos profundos entre adolescentes africanos tal como podrían vivirlos en la sociedad europea. En primer término, asistimos a la lucha desbocada por el amor de una niña, Mina, que no se reconoce fuera de Eli. 

La antropóloga y fundadora del festival transfronterizo, Mane Cisneros, defiende que el cine es la herramienta que el mundo necesita para romper estereotipos y trabajar por un mundo más justo. Y muchos de los asistentes al festival parecían darle la razón con su entusiasmo.

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