Obispo Alberto Vera, presidente de Cáritas Mozambique: “Varias ciudades todavía están bajo el agua”

Asegura que “del hospital de Beira volaron los tejados y parece que muchos niños que estaban ahí murieron”

Manuel Ángel Gómez

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“El 90 por ciento de Beira, una ciudad de 700.000 habitantes, ha quedado destruida, cuenta el obispo español Alberto Vera, presidente de Cáritas Mozambique, siete días después del paso del ciclón Idai por ese país africano. Dice que que muchas casas, escuelas y hospitales se han quedado sin sus tejados de uralita -por los vientos de más de 170 kilómetros por horay “varias ciudades vecinas -ciudades dormitorio, como decimos en Españatodavía están debajo del agua”. Explica que “el problema grave es que toda esa parte no tiene más que una pequeña zona alta, que es una carretera -la nacional número 6- que hicieron hace unos años, y que sería el único lugar de refugio, pero en las imágenes a las que tenemos acceso -de los helicópteros que están rescatando a gente- se ven pocas personas, lo cuál indica que el número de muertos va a ser escandaloso”.

Los mozambiqueños que están sufriendo las consecuencias del ciclón necesitan de manera urgente “agua y alimentos”, señala el obispo de Naqala, que afirma que “el gobierno está trabajando bastante, con mucha seriedad, y hasta el consejo de ministros lo celebraron en Beira para ver la situación”. Hay muchas carreteras por las que no se puede circular y están cortadas gran parte de las líneas telefónicas. Del hospital central de la ciudad volaron también los tejados y “parece que muchos niños de los que estaban ahí murieron”.

Una de las principales preocupaciones es que lleguen las epidemias porque -al ser escasa el agua- muchos están utilizando agua no potable. Monseñor Vera teme que “la malaria se cebe más por el agua y por la suciedad de las letrinas”. “La ayuda que estamos prestando ahora aquí -la inmediata- va dirigida a salvar vidas”, asegura. Pero añade que más adelante necesitarán “a nivel económico para comprar agua, para limpiar las letrinas y pasado un tiempo medicinas con el fin de tener suficiente en los hospitales para atención médica de todos los que están en malas condiciones”. Advierte de que “volver a la normalidad será bastante difícil; hay 100 kilómetros en los que el agua parece el mar, está todo cubierto, pueblos, aldeas y todo”.

Tanto Cáritas como Manos Unidas están trabajando sobre el terreno y han abierto cuentas bancarias para que quien quiera pueda aportar ayudas a los damnificados por el ciclón en Mozambique, Zimbabwe y Malawi.