La policía en Australia controla a diario en los bares la distancia social
Mireia, una barcelonesa que vive en Sidney, dice que “por la calle muy poca gente lleva mascarilla”
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“Al principio cuando estalló la epidemia, en Bondi -donde estaba el foco- los policías iban a las casas de los contagiados por las noches para ver que sólo estaban ellos, y controlaban bastante, y ponían multas”, cuenta Mireia, una joven de Barcelona, que vive y trabaja a 9 kilómetros de Sidney. Un par de meses después las cosas han cambiado en Australia, “la gente ahora ha perdido bastante el miedo”.
Asegura esta barcelonesa que “no lleva todo el mundo mascarilla, por la calle muy poca gente va con mascarilla -no son obligatorias-, y en teoría se debe guardar la distancia, pero en la práctica ves a gente hablando con quien se encuentra, tan tranquila, y la policía no dice nada”.
En muchos estados de Australia se encuentran en la primera fase de desescalada, y en los restaurantes, bares y cafés está limitado el aforo. Dice Mireia que se cumplen las reglas “a rajatabla porque policías van a estos locales cada día a comprobar que siguen la norma”. “En los restaurantes hay crucecitas indicando donde hay que ponerse en las colas, y para la entrada y la salida han hecho una zona para entrar y otra para salir”, señala.
Los colegios australianos han vuelto a abrir, “los niños van al cole, y las playas que estaban cerradas están ya abiertas, no para tumbarse, pero aquí hay mucha cultura de surf y demás; hay gente de seguridad vigilando, no puedes poner la toalla, simplemente hay gente que hace surf, y luego se va a casa”. Se pueden celebrar reuniones de hasta 10 personas, y en el transporte público “los autobuses tienen una pegatina en el cristal indicando en donde se puede sentar uno, y la gente lo respeta”. Las tiendas están abiertas, pero los cines, teatros y museos continuarán cerrados hasta junio.
Australia tiene registrados 7.150 contagios de COVID-19 y 103 fallecimientos. En estos momentos solo hay 500 casos activos. El país cuenta con cerca de 25 millones de habitantes, y alrededor de seis millones se han descargado la aplicación COVIDSafe creada para seguir el rastro a posibles contagios. “Cuando todo exploto estábamos muy asustados, se fueron muchísimos españoles, y dijimos 'nos quedamos, pero a ver qué pasa aquí', y nos ha sorprendido para bien, la verdad”, explica Mireia. Sus planes eran regresar unos días en junio a casa, pero ha decidido aplazarlo.