El gobierno del primer ministro francés, Michel Barnier, en el abismo: se enfrenta a dos mociones de censura
La extrema derecha apoyará, salvo sorpresa, la moción de censura de la izquierda contra Michel Barnier obligando a Emmanuel Macron a nombrar un nuevo primer ministro
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los diputados franceses votan hoy, a partir de las 15 horas, una moción de censura que, salvo imprevisto de última hora, tumbará al Gobierno encabezado por el primer ministro conservador, Michel Barnier, en el cargo desde hace solo tres meses.
El actual hemiciclo es el más fragmentado que se recuerda en las últimas décadas con tres grandes bloques casi a partes iguales: el de la izquierda, el del centro macronista y el de la ultraderecha de Le Pen y sus aliados. Ninguno de ellos es mayoritario por sí solo.
La moción contra el gabinete de Barnier se produce por el rechazo a los Presupuestos Generales de 2025, solo apoyados por los macronistas y la muy minoritaria derecha clásica que representa el propio Barnier (Los Republicanos).
Dirigentes de la izquierda francesa han reivindicado que su espacio político es el que debe ocupar la jefatura de Gobierno en caso de que se cumplan los pronósticos y caiga el actual primer ministro, Michel Barnier, fruto de una moción de censura que se votará el miércoles en la Asamblea Nacional tras la falta de un mínimo consenso sobre los presupuestos para 2025.
La Asamblea Nacional francesa tiene dos mociones de censura en la agenda: la presentada por los diputados de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (La Francia Insumisa, los socialistas, los verdes y los comunistas) y otra de la ultradechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.
Si no hay sorpresas de última hora, la primera que se votará -la de los progresistas- prosperará, pues la propia Le Pen adelantó que sus diputados la apoyarían.
Dirigentes de la izquierda francesa han reivindicado que su espacio político es el que debe ocupar la jefatura de Gobierno en caso de que se cumplan los pronósticos y caiga el actual primer ministro, Michel Barnier, fruto de una moción de censura que se votará este miércoles en la Asamblea Nacional tras la falta de un mínimo consenso sobre los presupuestos para 2025.
En las elecciones legislativas de julio, el Nueve Frente Popular (NFP), del que forman parte el Partido Socialista y La Francia Insumisa (LFI), entre otras formaciones, ya insistió en que debía tomar las riendas del Ejecutivo por ser el bloque con más representantes en la Cámara Baja, por delante de los aliados del presidente Emmanuel Macron y de la ultraderecha de Marine Le Pen.
La izquierda postuló entonces a la economista Lucie Castets, que este martes, en declaraciones a Franceinfo, se ha declarado "preparada para gobernar" si así se lo reclama Macron. Ha matizado, no obstante, que no quiere hacerlo a toda costa y que no se trata de "una cuestión personal", ya que podría respaldar a otra persona que estuviese "en una mejor posición".
Macron descartó la opción de Castets y cualquier otra surgida desde la izquierda con el argumento de que contaban con el rechazo explícito del resto de grupos y, por tanto, estaba abocada al fracaso. Terminó optando por Barnier, procedente de Los Republicanos y que tampoco ha logrado consolidar los apoyos en la Asamblea Nacional.
El líder de los socialistas, Olivier Faure, apuesta como Castets por "un primer ministro de izquierdas", capaz de presentar "un proyecto de izquierdas" ante el Parlamento aunque pueda estar abierto a "compromisos" con otros grupos, como ha explicado en declaraciones a BFMTV.
Faure ha denunciado que Barnier "sólo ha tendido la mano a Marine Le Pen" para tratar de salvar el proyecto de presupuesto de la Seguridad Social y, en última instancia, garantizar su supervivencia política. En este sentido, ha afirmado que el primer ministro "nunca" ha buscado la más mínima discusión con el Partido Socialista.
Así es la moción de censura en Francia
Barnier recurrió el martes al artículo 49.3 de la Constitución, una prerrogativa que le faculta a sacar adelante un texto sin necesidad de votación pero faculta a la oposición a presentar mociones de censura. Tanto el NFP como la Agrupación Nacional de Le Pen han lanzado sendas iniciativas, con visos de prosperar en el caso de la de la izquierda.
Los dos bloques opositores están abocados a votar juntos, por lo que en las últimas horas han buscado marcar distancias en sus respectivos discursos. Le Pen ha lamentado en declaraciones a la prensa las "obsesiones" de la izquierda y le ha instado a "evitar insultar" a quienes terminarán votando lo mismo en la Asamblea Nacional, aunque sea por un enemigo común.
La legislación francesa no concede un carácter constructivo a las mociones de censura, que no requieren la presentación de un candidato alternativo al actual primer ministro. La facultad del nombramiento recae en el jefe de Estado, en este caso Macron, que debería abrir una nueva ronda de contactos y nombrar a una nueva persona para encabezar el Gobierno.
Macron no dimitirá antes de finalizar su mandato
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha asegurado que no piensa dimitir antes de que finalice su mandato.
Declaraciones que Macron realizaba en Arabia Saudi donde ha estado de visita ofical asegurando que su principal prioridad es la "estabilidad". "Francia es un país rico, sólido, que ha hecho muchas reformas y que las mantiene, que tiene instituciones estables", ha resaltado.
En este sentido, el mandatario francés ha tildado de "ficción política" los llamamientos de la oposición para que dimita. "Si estoy frente a ustedes es porque he sido elegido dos veces por el pueblo francés", ha recordado, según ha recogido la cadena BFM TV.
Macron ha deplorado el "cinismo insoportable" del partido ultraderechista Agrupación Nacional y ha criticado al Partido Socialista por "perder el norte" al anunciar su apoyo a la moción de censura que se debatirá este miércoles en la Asamblea Nacional.
Por su parte, el primer ministro de Francia, Michel Barnier, ha lamentado ante una tensa Asamblea Nacional que la moción de censura solo hará que "todo sea más difícil" a nivel político. Asimismo, ha asegurado, entre interrupciones de la oposición, que no puede aceptar que se diga que "no hay respeto al diálogo por parte del Gobierno".
Barnier también ha pedido "calma" a los diputados. Sus palabras se producen tras las críticas del diputado socialista Guillaume Garot, quien ha recordado que el uso del artículo 49.3 de la Constitución --que permite sacar adelante un texto sin necesidad de votación-- representa un "fracaso" en el diálogo político.
En respuesta, la portavoz del Gobierno, Maud Bregeon, ha resaltado que "para discutir hacen falta dos". "Nuestra mano seguía tendida. Ustedes simplemente se negaron a tomarla", ha indicado, según ha recogido el diario 'Le Figaro'.
Poco antes, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha asegurado entre abucheos que la moción de censura pondrá a Francia "en una situación insostenible" y ha señalado a Agrupación Nacional por alinearse con "la extrema izquierda". "Es lamentable, es lo contrario a la política", ha gritado.
El dilema de Macron
Si la moción prospera- en Francia no se vota a un candidato alternativo como sucede en otras democracias europeas- el presidente de la República, Emmanuel Macron, debe buscar una solución, sabiendo que, constitucionalmente, no puede convocar nuevas legislativas hasta mediados de 2025.
Según la prensa, Macron maneja dos nombres que podrían contar con el visto bueno implícito de Le Pen: el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, y el del veterano centrista François Bayrou.
No obstante, desde Arabia Saudí, el presidente dijo confiar todavía en que la moción no prospere y respondió a los llamamientos para que dimita.
“Eso (la dimisión) es política de ficción, no tiene ningún sentido”, declaró durante una conversación con periodistas franceses desplazados a Riad.
La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, tercer partido en la Asamblea Nacional, es la fuerza que pide explícitamente la dimisión de Macron, al que considera culpable de la inestabilidad política del país desde que el pasado 9 de junio disolviese el hemiciclo y convocase legislativas anticipadas que resultaron en una Asamblea dividida en tres bloques y poco propensa a pactos.