Aparece un animal dado por extinto hace 150 años en Australia
Se trata del ratón de Gould, que se pensaba que había desaparecido en el siglo XIX. La especie de roedor nunca se llegó a extinguir, sino que se registró como otra diferente
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Ver para creer. Como si del caso de una invasión zombi se tratase, la Universidad Nacional de Australia ha notificado en un comunicado que un grupo de investigadores ha podido comprobar la 'reaparición' de una especie de roedor, conocido como ratón de Gould, que se daba por extinta desde hace más de un siglo y medio.
Pero lo cierto es que esta noticia poco o nada tiene que ver con zombis, ciencia ficción o temáticas similares, si no que más bien responde a un 'despiste' en el curso de la historia.
Y es que el ratón de Gould, cuyo nombre científico es 'Pseudomys gouldii', se dio oficialmente por extinto a mediados del siglo XIX, aunque la realidad es que este pequeño mamífero autóctono de la isla oceánica ha sobrevivido hasta nuestros días gracias a un cambio de identidad, ya que el animal estaba registrado como si fuera un ratón de la Bahía de los Tiburones ('Pseudomys fieldi'), también conocido como djoongari, una especie que habita en pequeñas islas de la costa occidental de Australia y que hasta ahora se pensaba que era diferente.
Al menos, esto es lo que ha conseguido demostrar la investigación liderada por la Doctora Emily Roycrof, de la propia Universidad Nacional de Australia, que consistió en analizar y comparar el ADN de un total de ocho roedores autóctonos extintos y de otros 42 parientes vivos con el fin de estudiar el declive de las especies naturales de la zona después de la llegada de los europeos a la isla, allá por el año 1788.
Gracias a este concienzudo análisis que se publicó originalmente en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, se pudo descubrir que ambas especies de roedores son indistinguibles genéticamente hablando, por lo que de forma oficial el ratón nunca llegó a extinguirse.
Sin embargo, el hecho de que este pequeño animal fuese dado por extinto ejemplifica una dura realidad, ya que este roedor solía habitar abundantemente en la isla más grande del continente australiano, pero con la llegada de los colonizadores europeos solo pudo sobrevivir en algunas pequeñas islas de la zona.
Y es que a pesar de este inesperado descubrimiento, el estudio ha mantenido el objetivo inicial, publicando unos resultados que no son nada alentadores, ya que desde la llegada de los pobladores del Viejo Continente a la isla, el 41% de los mamíferos autóctonos de la zona se terminaron extinguiendo.
Otro punto interesante de la investigación ha sido el resultado del análisis de las otras siete especies extintas, ya que presentaron una gran diversidad genética, lo que sugiere que antes de su extinción pertenecían a poblaciones de gran tamaño.
Por otro lado, esta ausencia de debilitamiento genético, que sería más común en las extinciones naturales, también da a entender que la causa de su desaparición ha sido derivada de la acción de los humanos.
Además, se pone en el punto de mira a los colonos europeos ya no solo por la caza de algunas especies, si no también y sobre todo por la alteración de su hábitat natural por tres factores clave.
El primero de ellos, por la introducción en la zona de especies no autóctonas como zorros o gatos salvajes, que pasarían a ser sus nuevos depredadores. El segundo, por la alteración de las tierras con el fin de hacerlas más útiles para la agricultura y el tercero, por la transmisión de enfermedades para las que no estaban preparadas ni protegidas las especies animales australianas, que habían sido agenas a ellas a lo largo de su evolución.
Con todo, la propia Doctora Emily Roycroft ha querido aprovechar el filón de su descubrimiento para defender la biodiversidad de la zona y recalcar que todavía no se trabaja lo suficiente para preservarla y protegerla, sobre todo teniendo en cuenta el gran número de especies que se han ido extinguiendo solo en los últimos siglos.