Cómo Dickens volvió a poner de moda la Navidad
Una exposición en Londres demuestra que la publicación de “A Christmas Carol” reinventó las tradiciones y le puso el color a estas fiestas
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El título completo es “Beautiful books. Dickens and the business of Christmas” (Libros bonitos. Dickens y el negocio navideño) y puede sonar a crítica o gancho comercial. Pero lo que uno se encuentra al abrir la puerta azul de la casa-museo es un despliegue de belleza victoriana, de Navidad en rojo y verde, con todos los libros y grabados que convivieron con el cuento dickensiano en el invierno de 1843. Ese mes de diciembre nació lo que hoy identificamos en todo el mundo occidental con la tradición y las fiestas familiares. ¡Incluso los christmas!
La muestra que exhibe estos días el Museo Dickens incluye la primera tarjeta navideña jamás estampada. Y explica cómo emergió la idea moderna de la Navidad en la primera mitad del siglo XIX, durante la revolución industrial británica, con los avances tecnológicos entrando también en el mundo del libro y las imprentas, haciendo posible el fenómeno del "Cuento de Navidad" de Charles Dickens en todo el mundo.
El color en las ilustraciones marca un antes y un después. Por eso, parte fundamental de esta exposición son los bocetos preliminares que dibujó John Leech para la novela que estaba escribiendo su amigo Charles -le salió del tirón, por cierto, en seis semanas de trabajo a la luz de las velas- en ese invierno del 43. Se titulan “El fantasma de Marley”, “el tercer visitante de Scrooge”, “el último de los espíritus” y “el baile de Fezziwig”. Por primera vez, el lector iba a tener delante la imagen coloreada de los personajes dickensianos. La pócima estaba servida.
Dickens y la Navidad estarían ya unidos para siempre y su influencia no ha decaído casi dos siglos después. El escritor se convirtió en el rey de las ventas navideñas al crear una historia familiar que hablaba del amor y la generosidad, justo en un momento en el que se habían creado las perfectas condiciones para que explotara la bomba comercial. Consumismo navideño, contradicción pura. Algo que acabaría aborreciendo el propio autor porque le persiguió el resto de su vida.
Lo explica la directora del Museo Dickens, Cindy Sughrue:
La comisaria de la exposición, Louisa Price, muestra para la Cadena COPE el primer christmas de la historia y su primera litografía. Existen otras 20 tarjetas como esta, pero ninguna otra incluye la “proof copy” (prueba de imprenta) original que diseñó Henry Cole:
En las navidades de 1843 se imprimieron un total de 1.000 copias de esta tarjeta de felicitación y se pusieron a la venta por un chelín. El “invento” de Henry Cole representaba la caridad cristiana (alimentar al hambriento, vestir al pobre) junto al festín familiar en torno al pavo. Nacía así una de las grandes tradiciones victorianas que, de hecho, aún se conserva viva en todo el mundo. Curiosamente, no fue un éxito inmediato, y tuvieron que pasar otros cinco años hasta que se animaron a lanzar una segunda tarjeta. Al final, la idea despegó, y en 1877 se echaron al correo 4 millones y medio de christmas.