Confinados en Israel: “La gente está bastante enojada”
Janet, que se gana la vida en una comunidad agrícola, cuenta a COPE que “hay cierto descontrol” y la sensación de que “no sirve de nada
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
“Decidieron que fuera un médico el que manejara y decidiera, y no le han dejado trabajar”, dice Janet Kuagenbaum, ciudadana israelí que vive en un kibutz a 4 kilómetros de la franja de Gaza, una comunidad agrícola en la que cultivan patatas y zanahorias. Cuenta Janet a COPE -echándole un poco de humor al confinamiento- que están "en lo que se llama la segunda vez que nos meten a todos en casa”. Asegura que “hay cierto descontrol” en la gestión de la pandemia en Israel y que “la gente está bastante enojada, la gente no cree, hay un descreimiento de todo lo que se ha generado a nivel político”.
Israel tiene 9 millones de habitantes y se encuentran confinados desde hace más de dos semanas; están cerrados restaurantes, comercios, y sólo abren farmacias y supermercados. Los contagios se habían disparado, y en alguna jornada se han acercado a los 9.000 positivos diarios. Según Janet, “los hospitales han empezado a dar señales de que hay que frenar esta situación porque no van a tener suficiente personal que atienda a las personas que vengan enfermas graves”. Explica que están “en época de fiestas en las que mucha gente -y no sólo la gente religiosa- va a las sinagogas, fiestas en las que la gente sale mucho de visita, se recibe en las casas y se está de vacaciones, y lo que se está intentando es que la gente no se mueva tanto de un lado para otro”. Comenta que en el anterior confinamiento “no hubo que hacer tanta cosa; se le pidió a la gente que se quedara en casa, y la gente creyó que iba a ser la solución, pero en mayo -en el momento en el que se dijo que podíamos aflojar- todo el mundo se puso a festejar y se armó el desbande”.
Entre las restricciones impuestas por el gobierno de Tel Aviv está la prohibición de alejarse más de un kilómetro del domicilio. Esta ciudadana israelí opina que es “una cosa medio loca, porque ¿quién va a medir de donde sales y a donde vas?”. Señala que “la gente mayor no sale, por miedo, y la gente más joven sale a protestar o se va a la playa, a la que se puede ir a correr, pero no a meterse en el mar”.
Janet reside en una zona agrícola en la que se cultiva el 70 por ciento de las patatas que produce Israel. “Empezamos ahora el cultivo de patatas para recoger en el mes de abril, ahora terminamos de plantar zanahorias; es una zona agrícola muy importante, a pesar de que estamos en el desierto”.