Un enfermero mata a 97 pacientes “por aburrimiento”
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El caso del enfermero Niels H. estremeció a Alemania en 2005, cuando se descubrió que había asesinado a seis pacientes, causándoles colapsos circulatorios o cardiacos. Durante el juicio reconoció que lo hacía para “destacar ante sus colegas”. Se servía de medicamentos de la propia farmacia del centro en el que trabajaba, el hospital de Delmenhorst, cerca de Bremen, y cuando los pacientes entraban en situación crítica siempre estaba cerca para reanimarlos justo a tiempo y “quedar como un héroe”, aunque no siempre lo conseguía. Fue condenado por ello a cadena perpetua, pero los fiscales siguieron investigando, no solo en ese hospital sino también en el de Oldemburgo, donde había trabajado anteriormente. Después de revisar cientos de casos y tras exhumar 130 cadáveres en busca de restos de medicamentos no prescritos, el fiscal presenta ahora un nuevo pliego de acusación en el que consta un total de 97 asesinatos, lo que convierte a este enfermero en el mayor asesino en serie de la historia de Alemania, si exceptuamos los crímenes nazis.
"Ya ha confesado la mayor parte de los crímenes", explicaba ayer el fiscal superior Martin Koziolek después de presentar la nueva acusación ante el Tribunal Regional de Oldemburgo, responsable de un caso que llama la atención tanto por la cifra de víctimas como por la motivación del enfermero. Según él propio asesino ha explicado a los investigadores, llevaba a una situación crítica a los pacientes con la intención de reanimarlos a tiempo, segundos antes de que muriesen y "aparecer como un héroe ante sus colegas". A menudo repetía en varias ocasiones el proceso con el mismo paciente hasta que este moría. Koziolek no ocultaba su perplejidad al relatar también que en sus declaraciones ha reconocido que hacía todo eso “por puro aburrimiento y ansia de notoriedad”.
El sistema sanitario alemán queda tocado también por este caso, ya que resulta difícil entender que nadie advirtiese el elevado número de fallecimientos. A pesar de que el número de muertes en la unidad de cuidados intensivos en Oldemburgo se había elevado un 58% durante los turnos en los que él trabajaba, no levantó sospechas entre sus compañero o superiores y logró cambiar de puesto de trabajo con una buena carta de recomendación sumada a su brillante curriculum.