Giscard d'Estaing, el presidente francés que puso piedras en el camino de España

Puso todo su empeño para que España no entrara en la Unión Europea y nunca colaboró en la lucha contra ETA

Adolfo Suárez junto a Giscard d'Estaing en la visita del francés a España en 1978

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Valéry Giscard d'Estaing ha tenido una larga vida, 94 años. Ayer, 2 de diciembre de 2020 fallecía por culpa del coronavirus. Llevaba varias décadas retirado de la política. Por ello, muchos jóvenes se preguntarán, ¿quién fue Giscard d'Estaing?

Como decía esta mañana en su editorial de la 8, Carlos Herrera, Valéry Giscard D'Estaing "era un tío muy arrogante, particularmente cargante".

Además fue el vigésimo presidente de la República Francesa, ocupando el palacio del Elíseo con 48 años tras pasar previamente por el Ministerio de Finanzas y ocupar un escaño en la Asamblea Nacional. Llevaba la política en las venas, su madre era hija y nieta de políticos que habían pasado por el Parlamento, el Senado y algún que otro ministerio.

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Herrera: Valéry Giscard DEstaing era un tío muy arrogante, particularmente cargante

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Los franceses deberán juzgarle por lo que hizo por su país, en España nunca olvidaremos las trabas que puso en los primeros años de la Transición, en especial a Adolfo Suárez. "No se llevaba nada bien con Adolfo Suárez, que no lo soportaba. Y Giscard d’Estaing a Adolfo Suárez lo trataba como un advenedizo. Le tuvo una hora esperando en el Palacio del Elíseo. Y Adolfo Suárez se hizo el loco viendo los cuadros que allí colgaban para obligarle a que saliera a buscarle en un largo pasillo y luego le diera de comer, donde le presentó un Château Lafite, un vino excelente francés de la mejor añada y le dijo: “¿Sabe usted cuánto vale este vino que va a tomar?” Y Adolfo Suárez le contestó: “Yo solo bebo leche”. Cosa que era mentira, por cierto, y además quiero una tortilla francesa. Toda esta mierda que has cocinado te la comes tú", recordaba Herrera.

Las tensiones entre ambos políticos llegaban a lo personal. Saltaban a la vista según contaban quienes habían asistido alguna vez a alguno de sus (des)encuentros. A Giscard no le gustaban los efusivos saludos de Suárez -eso de que le sujetara por el antebrazo-. A Suárez no le hacía gracia los intentos del francés de puentearle y hablar directamente con la Zarzuela y digería mal el trato preferente de Giscard a sus homólogos europeos como Helmut Schmidt y Margaret Thatcher. Sin olvidar que el presidente de Francia solía menospreciar al jefe del Gobierno de España por su preparación económica y cultural.

Visita oficial de Giscard a España en 1978. Con el Rey Juan Carlos I

Impedir la entrada de España en la Unión Europea

Pese a la simpatía que decía tener por el Rey Juan Carlos al que calificaba de "mi buen amigo", Giscard d'Estaing no hizo nada más que poner piedras en el camino, palos en las ruedas de un coche, España, que intentaba avanzar por la carretera del progreso de una Europa, la de los años 70 del siglo XX, y adaptarse a un nuevo orden económico y social, dejando atrás 40 años de gobierno totalitario.

Pese a la fama de diplomáticos que tienen los franceses, su vigésimo presidente intentó con la peor de las diplomacias evitar que España formara parte de la Unión Europea. "Era 1981, tenía a los agricultores franceses en pie de guerra, que temían la competencia, con razón, claro, de la buena agricultura española, y entonces en el 81 retrasó las cosas hasta que en el 85 ya era de cajón que entráramos en Europa" señalaba Carlos Herrera en su monólogo. No le sirvió de nada aquel bloqueo, porque en el 81 perdió las elecciones.

De perfil frente a ETA

"En la lucha contra ETA, Giscard d’Estaing decía que era un problema interno español. Por allí campaban a sus anchas y siguieron campando hasta que Felipe González convenció a Mitterrand y pasaron unos cuantos años".

La Francia de D'Estaing era "el santuario de los etarras", su falta de colaboración en la lucha contra el terrorismo etarra puso, en más de una ocasión, en peligro el régimen español de libertades.

En más de una ocasión no fue posible detener a terroristas, pese a tenerles localizados por la falta de colaboración policial y judicial de los franceses. Hasta que llego la juez Le Vert y se implicó.

Los Reyes, Juan Carlos y Sofía saludan a Giscard dEstaing en París en 1993

Intrigas diplomáticas

Esas tensiones tuvieron sus consecuencias no solo en las relaciones bilaterales, España-Francia, sino fueron muy importantes a nivel internacional. Las diplomacias de uno y otro país se cruzaron inúltilmente en el norte de Africa, Mediterráneo, Europa, Oriente Próximo y Latinoamérica.

En resumen, su simpatía por España, a donde venía a cazar y a pasar algunos veranos, no sirvió para ayudar a la naciente democracia española. Más bien fueron 1.500 días de intrigas diplomáticas.

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