Jerusalén, una ciudad sagrada pero llena de conflictos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La embajada de Estados Unidos en Israel se ha inaugurado en Jerusalén a la misma hora que hace 70 años se proclamaba en Tel Aviv (donde estaba hasta ahora dicha sede diplomática) el Estado de Israel.
La decisión ha desencadenado una oleada de protestas en la franja de Gaza, donde 52 personas han muerto este lunes y otras 2.000 resultaron heridas en incidentes violentos con el Ejército israelí, que abrió fuego contra la multitud que se acercaba a la valla de separación con Israel.
Más de 40.000 personas han tomado parte en la conocida como "Gran marcha del retorno", que desde el pasado 30 de marzo ha sido convocada durante siete viernes consecutivos, así como los días 14 y 15 de mayo para protestar contra el traslado de la embajada y reclamar el regreso de los refugiados palestinos.
Jerusalén es una ciudad santa para el cristianismo, el judaísmo y el islam, es una urbe “imposible de vivir. Algunos expertos en el conflicto israelí-palestino consideran que lo mejor es “desmontarla y comenzar desde cero”.
"Jerusalén no es una ciudad, la defino como una no-ciudad porque para que un conglomerado se transforme en ciudad hace falta un mínimo denominador común entre sus componentes que aquí no existe. No solo entre judíos y palestinos, sino también entre judíos laicos y (ultra)ortodoxos. Hay que desarmarla y unirla componiendo tres ciudades: la Jerusalén laica, la ortodoxa y la árabe", opina el escritor y pacifista israelí, Meir Margalit.
La urbe se encuentra "en una pendiente que conduce a un precipicio", dice y afirma pesimista que en estos momentos Jerusalén "no tiene futuro ni para los palestinos ni tampoco para los judíos que viven en ella". "Estamos tan entrelazados que si los palestinos no tienen futuro aquí, nosotros tampoco. O ambos nos redimimos juntos o ambos sucumbimos", cree este judío argentino-israelí.
¿Qué encantos tiene Jerusalén?
Jerusalén es la capital de Israel y cuenta con casi 900.000 habitantes. Entre sus muros posee tres importantes joyas tanto para los cristianos, los judíos y los musulmanes.
El Muro de las lamentaciones: Es el lugar más importante para el judaísmo. Fue construido en el lugar en el que, según la tradición judía, Abraham sacrificó a su hijo, Isaac.
La explanada de las Mezquitas: Es el tercer lugar sagrado del Islam tras La Meca y Medina. Los judíos llaman a esta explanada el Monte del Templo. La historia islámica cuenta que es el santuario más lejano que el profeta Mahoma haya visitado. Es una zona sagrada también para los judíos.
El Santo Sepulcro: Es uno de las reliquias más importantes del cristianismo. Está construido en el lugar donde Jesús fue crucificado y sepultado.
Estos tres lugares santos para ambas religiones, unido a la situación de la ciudad por su cercanía con la frontera con Palestina y Jordania, hacen de esta ciudad, un objetivo claro de conflictos que llevan teniendo lugar desde hace largos años.