Las dudas sobre el asesinato de Martin Luther King 51 años después de la bala que lo mató
El supremacista blanco James Earl Ray confesó el crimen, si bien tres días después se retractó y dijo que había sido objeto de un plan que involucra al FBI
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Memphis (Tennessee), 4 de abril de 1968. A las seis y un minuto de la tarde, Martin Luther King sufría un disparo de muerte. Una bala impactaba en su mejilla derecha mientras saludaba a sus seguidores desde el balcón del Motel Lorraine –uno de los pocos que acogían a negros en un país donde el racismo era ley-. El proyectil le arrancó la mandíbula y dos vértebras antes de instalarse en su hombro izquierdo. “La rotura de la médula espinal fue fatal”, describe la autopsia, provocando el fallecimiento del estandarte de la igualdad racial a los 39 años.
Hoy, cinco décadas después del asesinato de Martin Luther King, el caso se mueve entre una nebulosa de especulaciones. El supremacista blanco James Earl Ray confesó el crimen para que lo condenaran a 99 años de prisión en lugar de que le aplicaran la pena de muerte, si bien tres días después se retractó y dijo que había sido una pieza más de un plan que involucra al FBI de John Edgar Hoover –criticado por sus métodos para presionar a quienes consideraba enemigos de los valores norteamericanos-.
Según el relato de Earl Ray, él se habría limitado a adquirir por encargo de un hombre de habla hispana llamado “Raoul” el rifle utilizado en el asesinato, a quien se lo habría entregado la noche anterior sin conocer para qué iba a ser empleado.
La facilidad con la que un delincuente común como Earl Ray consiguió zafarse de las fuerzas de seguridad, cambiar de identidad y gastarse más de 10.000 dólares en recorrer Canadá, Portugal y Sudáfrica hasta su detención en Londres dos meses después del asesinato alimentan toda suerte de teorías sobre una posible conspiración.
El corolario lo pone un informe del FBI desclasificado en 2014 –con ocasión de los archivos secretos sobre el asesinato de Jhon F. Kennedy- y fechado tres semanas antes de la muerte de Luther King, en el que se le acusaba de cometer “aberraciones sexuales en secreto, mientras en público se presentaba como un líder moral de convicciones religiosas” y de ser un "marxista de corazón" que abogada por el comunismo.
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Por entonces, Luther King no era solo el motor de la lucha pacífica que había iniciado Rosa Parks al negarse a cederle su asiento a un blanco en un autobús –como ordenaban en 1955 las leyes Jim Crow, dictadas para que los afroamericanos tomaran conciencia de su “inferioridad” y se mantuvieran en situación de marginación social-.
Nombrado Nobel de la Paz en 1964, Luther King había pasado de defender la igualdad de derechos civiles entre negros y blancos a tomar partido por distintas causas sociales, como la “Campaña por la Gente Pobre” de 1967, con la que pretendía luchar contra la pobreza aglutinando a todas las personas en situación de necesidad con independencia de su color de piel, o la oposición a la Guerra de Vietnam en la que estaba inmerso Estados Unidos, que se negaba a la reunificación del país bajo un único gobierno.
Su posición antibélica, la apuesta por la desobediencia civil y la defensa de los colectivos más vulnerables amenazaban los cimientos sobre los que se había edificado la democracia estadounidense, que solo un siglo antes permitía la esclavitud.
Aunque James Early Ray fue condenado, la familia de Luther King nunca creyó que hubiera tenido que ver con el asesinato. En 1998 su hijo, Dexter King, apoyó sus pedimentos para que se celebrara un nuevo juicio. Un tribunal compuesto por seis hombres blancos y seis negros declaró culpable a Loyd Jowers –propietario de un bar en Memphis que confesó haber pagado a alguien, que no era Early Ray, 100.000 dólares para que perpetrara el crimen- y a "otros co-conspiradores desconocidos". También señaló que "agencias del gobierno formaron parte" de la organización del asesinato. Early Ray murió en prisión a causa de hepatitis C antes de hacerse público el fallo.
Pese a ello, en el año 2000 el Departamento de Justicia de Estados Unidos completó la investigación sobre las afirmaciones de Jowers, si bien no encontró evidencias que respaldaran la existencia de una conspiración para acabar con la vida de Martin Luther King. El informe concluyó que fue Early Ray quien lo asesinó y recomendó que no se hicieran más investigaciones a menos que aparecieran hechos nuevos susceptibles de ser analizados.