Los estrechos lazos de Maradona con el comunismo y el chavismo
El hombre que tocó el cielo con la mano en 1986 nunca escondió su activismo político. En su hombro derecho tiene tatuado a Ernesto Guevara; en su pierna zurda -la que destilaba magia- asoma, en la parte de la pantorilla, el rostro de Fidel Castro
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Diego Armando Maradona es uno de los mejores jugadores que ha dado la historia del fútbol. Posiblemente el mejor de todos, con permiso de Leo Messi, que todavía está en activo. El idilio de Maradona con la pelota es indiscutible, así como su legado. Sin embargo, sus salidas de tono fuera de este mundo están dilapidando esa figura que maravilló al planeta entero durante los años 80 y 90. Por un lado, está su coqueteo fatal con las drogas, y por otro, su relación turbulenta con la política. Si a estas dos cosas le unimos su habitual grosería y carácter violento, tenemos en Maradona un personaje que a muchos les gustaría no sacarlo del tapete verde.
Maradona, el hombre que toco el cielo con la mano en 1986, nunca escondió su activismo político. En su hombro derecho tiene tatuado a Ernesto Guevara; en su pierna zurda -la que destilaba magia- asoma, en la parte de la pantorilla, el rostro de Fidel Castro. Toda una declaración de intenciones. Base de militancia. Ya apuntaba maneras de irreverente y conflictivo en el humilde barrio de Villa Fiorito, en Buenos Aires. Ahí fue donde fraguó su carácter de rebelde sin causa. Cuando se convirtió en una estrella mundial, ya se vio con poder para decir todo lo que quiso y más. En cuanto a sus comentarios polémicos, podríamos escribir un libro. Baste con destacar cuando le llamó “asesino” al expresidente de Estados Unidos, George Bush, o su guerra declarada contra la Iglesia.
Respecto a esto último, lanzó críticas muy duras contra la Ciudad de El Vaticano y contra San Juan Pablo II. En su autobiografía, 'Yo soy Diego', el iluminado futbolista dijo que dejó de creer en Dios tras visitar la Santa sede. Una creencia que, señala el argentino, recuperó con el papa Francisco. No hace falta atar muchos cabos en este cambio de parecer. “De ahora en adelante soy el capitán de Francisco”, apuntó Maradona, como si de un partido de fútbol se tratara.
Una de las fotos que quedó para el recuerdo fue en el año 2001, cuando visitó el Palacio de la Revolución, en La Habana, para visitar a su gran ídolo: Fidel Castro, el líder de la revolución cubana. La instantánea que dio la vuelta al mundo fue cuando Diego Armando le mostró la pantorrilla con el tatuaje del dirigente comunista, que vestía con su habitual traje verde oliva, de guerrillero, y su larga barba blanca. El exfutbolista también aprovechó su estancia en la isla para comenzar un tratamiento de desintoxicación por su adicción a las drogas. Ambos sellaron una fuerte amistad, y Maradona nunca ocultó su afición al dictador cubano allá adonde iba. Lo consideraba un “héroe y figura emblemática de la humanidad”. Ahí es nada.
Esa devoción casi obsesiva por Castro también la hizo extensible a otros mandatarios. Por ejemplo, el fallecido Hugo Chávez. El argentino cayó rendido en los brazos del chavismo y no dudó ni un solo momento en apoyar la causa bolivariana. De hecho, cuando el mandatario venezolano falleció en 2013, el exfutbolista estuvo presente en el funeral, visitando los restos. Sobre Chávez, Maradona llegó a decir: “Lo que me dejó Hugo fue una gran amistad, una sabiduría política increíble. Hugo Chávez ha cambiado la forma de pensar del latinoamericano, nosotros estábamos entregados a Estados Unidos y él nos metió en la cabeza que podíamos caminar solos". Y una vez muerto Chávez, Nicolás Maduro fue el siguiente gurú político de Diego Armando, habiéndolo visitado en numerosas ocasiones.
Otros mandatarios hispanoamericanos que han contado con la simpatía de Maradona han sido el expresidente uruguayo Pepe Mujica, o los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, y de Bolivia, Evo Morales. Y no solo de este contienente, ya que también se ha dejado llevar por los cantos de sírena del presidente de Rusia, Vladimir Putin, como una de las imágenes de proyección del Mundial de Fútbol, que se disputará el próximo mes de junio en este país.
A falta de fútbol, bueno es meterse también en un jardín tan complejo como el de la política y decir y hacer lo que a uno le apetezca.